Trabajo.

Sintió el movimiento de sus pies justo a lado de su cabeza, siendo una suerte que no llegara a golpearlo y si llegase a suceder, no quería saber lo que le sucedería a la chica. Comenzó a bajar la velocidad una vez que vió la presencia de algunos autos que al igual que el caimán, deseaban entrar a la ciudad. Su mano derecha le tomó el tobillo y se lo jaló un par de veces como si fuera una campana, bufando aburrido cuando tuvo que conducir a 80 km's por hora.- Baja de ahí, no quiero que me acusen por poner en peligro a una menor.

Puede que él pensase que no, pero la joven se cuidaba mucho de no golpearle i siqueira queriendo pues, de pasar, la posible visita al calabiozo se convertiría en un tiro al blanco con varios días, incluso semanas en la cárcel con suerte si es que no le pillaba de peor humor del que, según decían, solía estar.

Los pequeños tirones de su pierna izquierda parecieron ser una especie de botón que activoó el fruncir de su ceño y varios bufidos de aburrimiento. Le importaba una mer... Le importaba poco lo que pudieran decirles, pero no quería tentar a la suerte así que, simplemente, se dejócaer de nuevo en el interior del Hummer, sentándose como anteriormente se encontraba: piernas cruzadas, brazo izquierdo sobre su cintura y el contrario apoyado en el hueco de la ventanilla.

- Aburridos... -murmuró casi para sí misma refiriéndose a, en general, los agentesd e la ley y los que ponían los límites de velocidad en lugares donde no solía haber tráfico.

Pasaron el inicio de la ciudad como si jamás la hubieran atravesado, ningún otro factor caracterizó el paso. Estaba inquieto y deseaba volver a acelerar, pero dentro de la ciudad sería imposible. Tenía bastante sed y lo que quería era un buen trago de licor, pero si podía obtener un beneficio extra con la información, debía tomarlo. Comenzó a desviar su hummer hacia las zonas típicas de bares y clubs, mirándola de reojo y esperando que no le molestara cómo aquella Hummer llamaba tanto la atención.- ¿Qué bar acostumbras?

- No suelo ir a bares, tampoco clubs pero... Si mal no recuerdo... -dejó su frase a medio terminar antes de asomarse por la ventanilla, estando con la cabeza feura algunos segundos tratando de ubicarse para meterse después.

- Gira a la derecha a la tercera esquina y luego a la izquierda en la siguiente -le guiaba hacia el bar donde ella trabajaba de vez en cuando para ganarse el pan de cada día. Ese había sido uno de sus días libres y hacía algunos días que no se pasaba para regatear sobre sus "vacaciones", así que quizá fuera una buena ocasión para ello.