Visita

Era un día soleado. Agradecí que el hospital tuviera sistema de aire acondicionado.

Fui hacia el ascensor y subí hasta la tercera planta, torcí a la izquierda en el segundo pasillo y, con cuidado, abrí la puerta de la habitación de Zone.

- 'Buenas, estás despierto?' -Pregunté, ya que la cortinilla estaba echada y no le veía- 'Zone?' -Me acerqué y aparté la tela con cuidado- ...

Zone no estaba. Me senté en una silla intentando tranquilizar las ansias asesinas que crecían en mi interior.

- Lo mato... Juro que lo mato... -Me levanté y fui a la azotea. No tenía claro el porqué, pero sabía que estaba allí. Abrí la puerta y me asomé, buscándolo con la mirada-.

- ...

Esa fue mi reacción al ver a Zone. Silencio. Pasaron unos segundos hasta que recuperé la capacidad de hablar.

- Zone... dos cosas. La primera que voy a decirte es... -Alcé las manos- Yujú, yujú, has terminado tu sendero -Las dejé caer a los lados de mi cuerpo- La segunda es -Me crucé de brazos- qué narices haces aquí arriba, entrenando, en tu estado, cuando deberías estar tumbado en tu habitación -Aquí la típica denita había comenzado a crecerme en la frente-.

Le seguí rápidamente.

- No he podido venir! -Reclamé-. Pues me aprece que me vas a tener de vigilante. No me moveré de tu lado, aunque estés en la ducha -Sentencié-.

Escuché cómo se reía, pero no le dije nada.

- Puedes estar seguro que no lo haré. Y ten cuidado...! -Advertí al ver cómo saltaba- ... Ves a la habitación, ahora te alcanzo -Comenté, derrotada-.

Entré en la habitación y oí cómo el agua de la ducha corría, apagando un canturreo. Supuse que era Zone y entré también, sentándome en la taza del váter tras haber bajado la tapa.

- Uhm -Contesté a su primera frase. A la segunda me costó un poco más contestar, pues me sorprendió la naturalidad con la que la había formulado- Y eso... a qué viene? -Pregunté, sonrojada, aunque él no pudiera verlo-.

Alcé una ceja- Curiosidad? -Reí, intentando dejar el nerviosismo de lado. Qué mas daba si lo sabía?-. Pues no, no soy hetero, soy bi, aunque tengo preferencia con los hombres -Me crucé de brazos. El sonrojo no desaparecía, aún cuando había conseguido poner un tono de voz despreocupado- Cómo te ha dado por preguntármelo?

- Quieres que salga? -Pregunté al ver cuántas precauciones tomaba xD-.

- No es nada -Contesté, aunque ya había encendido el secador de nuevo-.

Me levanté y salí a la habitación, cerrando detrás mía. Una enfermera me miró extrañada de que se oyesen ruidos en la ducha y saliese de ahí sin haber terminado los ruidos. Cualquiera pensaría mal.

Decidí dejarle que pensara lo que quisiese y me senté en la silla de nuevo, a esperar.

El tercer día que estaban en Kyoto y, como siempre, Zone no dejaba de dar la brasa a las enfermeras que, aún habiendo entre ellas jóvenes que le veían mono, guapo, hiperactivo, etc... No faltaban las que lo veían como un adolescente conflictivo y las cuales, al preguntar Penance por él, no tardaron en hecharle un sermón de los buenos haciendo que se arrepintiera de haber ido a enseñarle los trecks ajenos a su dueño, pero sin intención alguna de devolvérselos.

- Saldrás cuando estés recuperado, así que deja de quejarte. Ya me han amenazado de que te pondrán correas o te cambiarán de hospital como sigas dando la vara -fue cuanto dijo al entrar sin saludar ni nada. Tenía que hablar a solas con Zone, no quería que la rubia se enterase de qué iba a hacer y me encargaría personalmente de que el pelirrojo no abriera la boca frente a ella. No quería que la adulta pensase que era culpa suya lo que, si el ojos bicolor aceptaba, ocurriría días después de que volvieran a Tokyo, o en el mismo Kyoto si Yoshitsune les permitía el acceso a algún lugar donde pudiera hacerse lo que la morena tenía planeado.

No me dio tiempo a contestar antes de que Penance cruzara la puerta.

- ... -Alcé una ceja- Sobre eso no puedes hablar porque tú estás fuera teniendo que estar dentro. -Dije tras alzar la otra y dar el tema por zanjado. Había contestado con bastante mala leche, quizá en un cambio fugaz de humorl. Incliné la cabeza hacia atrás y suspiré cerrando los ojos- Cómo te ha dado por pasarte por aquí? Tienes una fobia irracional a los hospitales y los médicos -Miré el techo, pensativa- Ah, claro -Miré hacia delante y di con el puño sobre la palma de mi otra mano- Es por eso -Me di por satisfecha al caer por fin en la razón de lo que me había estado rondando en la cabeza cada dos portres desde hacía unos meses-.

Volví a dejar caer la cabeza y apoyé las manos en mi regazo.

- Yo no tengo porqué quedarme aquí, al contrario que vosotros dos yo no estoy herida -recordó con cierto tono tajante solo para rivalizar con el mal humor de la rubia y que, demás está decir, desapareció tan pronto como se había dejado ver. Así mismo no le hizo falta responder al chico, tan solo golpeó con su falange media de los dedos índice y corazón la pequeña mochila que tenía a sus espaldas, haciendo sonar el golpe mínimo entre sus dedos y la parte delantera de los air treck del pelirrojo como mera respuesta antes de mirar de nuevo a la rubia.

- ... ¿Por qué qué? -preguntó sin estar muy segura de lo que Tsuko quería decir o, mejor dicho, a lo que se refería. No tenía fobia irracional a los hospitales, es solamente que no quería estar allí pudiendo estar entrenando. El evento que esperaba se acercaba a cada día que Zone usaba para recuperarse o, en su defecto, para fastidiarse más el cuerpo.

Le miré subiendo un poco la cabeza.

- Nada importante en realidad, supongo -miré al techo de nuevo- En cuanto Zone salga del hospital, me vuelvo a Tokyo.

Perfecto, el combate podía tener lugar en Kyoto ya que Natsuko pensaba irse en cuanto le dieran el alta al pelirrojo, antes si tenía un poco de suerte mientras que ella podía hacer lo que le viniera en gana. Tenía sitio donde dormir y modos de sacar dinero y comida así que sobreviviría y también tenía un cebo perfecto para evitar que el muchacho se moviera de la ciudad. No se iría sin sus treck, eso lo sabía con total seguridad.

- Tiene razón Tsuko, puedes irte cuando quieras, yo aún tengo un par de cosas que hacer en Kyoto, así que aunque el niño este salga del hospital yo me quedaré por aquí unos pocos días más -las clases no le preocupaban, no solía asistir a ellas aún cuando estuviera en el colegio en las horas lectivas y la directora se lo pasaría por alto en cuanto supiera lo ocurrido, si es que no lo sabía ya.