Viaje al centro de Japón

[[PRIVADO]]

Por fin, luego de casi 18 horas montado en ese endemoniado barco, Falco podía ver tierra. No es que no le gustara viajar, eso le encantaba. El problema de aquel viaje era el medio de transporte. Podía soportar un par de horas en el mar sin marearse ni hacer un escándalo por ello, pero 18 ya eran demasiadas. Se encontraba en la proa del crucero, rodeado de niños que lloraban por el final del viaje y cubos de vómito. Si, viajaba en un crucero de primera clase pagado por su tío y a cualquier persona le habría tomado media hora llegar a la popa, donde se encontraban su hermano y su prima. Pero él no era una persona normal. Tenía puestos sus AT, y sería cuestión de 3 o 4 minutos llegar a la popa para avisarle a sus familiares que por fin habían llegado.

Saltó por la baranda de las escaleras que daban a segunda clase y se deslizó por los pasillos a toda velocidad, sintiendo el golpe del viento en su rostro y la música a todo volumen en sus oídos. Si en ese momento se hubiese formado una balacera a sus espaldas, no se habría dado cuenta aunque le hubiesen atinado a él. Siguió la ruta y saltó por la pared antes de llegar a los camarotes, impulsándose así hasta llegar al segundo piso. Se detuvo solo unos instantes para observar lo que había ante él. El casino del barco.

La pesada sonrisa que se dibujó en sus labios no era para nada inocente. Apoyándose hacia delante para generar la mayor presión posible, salió disparado entre las máquinas tragamonedas antes de que el guardia de seguridad siquiera pudiese verlo. Esquivó a un par de ancianas que ni se percataron de la figura borrosa que pudo haberles arrancado un brazo, y saltó por encima de la mesa de black jack, causándole un susto de muerte a los jugadores. Saltó por la ventana más cercana y, usando su brazo como polea, se deslizó por el borde del barco hasta llegar a la parte baja de la popa. Cayó como un yunque frente a su prima y su hermano, que parecían revisar, por enésima vez, las facturas del viaje.

- 5.32 segundos, ¡nuevo record! ¿Quién dice que el camino de la proa hasta aquí es largo? – al ver que ninguno de sus parientes lo saludaba, se acercó y observó la cuenta en particular que revisaban, acerca de los daños que él mismo ocasionó en la sala de máquinas, la noche anterior. – Pagaré por eso, lo juro – dijo, sintiendo como la cara se le ponía aún mas caliente que las ruedas de sus AT.

[I'm here bro...]

Japón, se dirigía a Japón por insistencia de su tío. Él y su hermano habían aceptado ser transferidos a la tierra del Sol Naciente con la promesa de que probarían mejores partes y ganarían mucho más dinero. Esa última parte había deslumbrado a Zap mientras que Pyrus aceptaba por una sola razón: sabía que Japón era la meca de los Air Trecks, así que habría mayor competencia y mayor cantidad de Stormriders con los cuales compartir este hobby que se había vuelto un estilo de vida para Pyrus.

Llevaban 18 horas en el crucero que habían tomado desde la costa este de Irlanda. Él creía que sería un viaje rápido y placentero, lo cierto era que su hermano había hecho de las suyas en la sala de máquinas del barco la noche anterior, había retrasado un poco su llegada al país asiatico y, además, habría que pagar esa cuenta antes de bajar del barco. Conocía a su hermano y era un loco sin remedio y tratar de mediar con él al respecto sería gastar saliva. Le lanzó una mirada aburrida cuando cayó frente a él y su prima y suspirando dijo: -Si, siempre dices eso Zap... pero al final terminaremos pagando Moon y yo...- miró a su prima y dijo: -¿Usamos la tarjeta internacional de tu papá o pagamos en efectivo?- murmuró Pyrus mientras dibujaba una media sonrisa.

Tenía una mochila en su espalda, donde reposaban sus AT. Algo que se había vuelto indispensable en su vida, algo que no veía como un instrumento, sino como la extensión de sus piernas, algo que le hacía ser libre y poder llegar a lugares que no podría hacerlo a pie. Era su vida y estaba ansioso por el nuevo mundo que conocería en Japón, junto a su AT. Se acomodó los lentes y con una sonrisa, vio hacía donde se dirigían: -Japón... ¿Estás listo para nosotros?-

Dieciocho horas. Dieciocho horas de viaje. De haber sido en avión o incluso por tierra, a ella no le habría molestado, pero había algo relacionado con los viajes por barco que lograba poner de muy mal humor a Fletcher Black, y mucho más cuando dicho viaje en barco ya había consumido 3/4 de un día. ¿Por qué Japón tenía que quedar tan lejos? ¿La meca de los AT no podía quedar en un lugar más cercano a Irlanda? No es que le molestara viajar, de hecho era uno de los mejores placeres de la vida a opinión de la chica, viajar y recorrer el mundo con unos AT en los pies y una mochila al hombro, pero después de tanto tiempo en el barco, ya estaba empezando a sentirse como sardina enlatada. Y además, sus compañeros de viaje no estaban ayudando en lo más mínimo.

Generalmente, tenía una relación "dentro de los límites de lo normal" con sus primos. Se habían críado juntos y ya tenían un par de años trabajando juntos para su padre, y no era tan malo en verdad. Claro, Lysander siempre filosofaba más de la cuenta y podía ser una verdadera molestia trascendental, y Falco siempre parecía un niño hiperactivo al que no le habían dado sus calmantes, sin embargo cuando se ponían sus ATs eran distintos, tal como ella misma, pero en este caso, el par de idiotas se había excedido. Falco se había encargado personalmente el día anterior de casi destruir la sala de máquinas del crucero, y el capitán, muy amablemente acababa de entregarles lo que sería la factura por los daños. Sus ex-novios y su propio padre habían aprendido, de la mala manera, que las dos cosas que más le importaban a Fletcher eran los ATs y el dinero, y el mayor de sus primos se había metido con la segunda. La cuenta sería pagada por Haven & co, de eso no había duda (de hecho, había una cuenta llamada 'Gastos operativos' dentro del presupuesto de la compañía creada específicamente para esos casos), pero quien recibiría la llamada y la correspondiente reprimenda sería ella, así que no iba a dejárselas pasar tan fácil.

Hizo un movimiento que hizo crujir su cuello. - Zap, entrégame todo el dinero que acabas de robarle a los turistas en el casino. Eso se lo restaré a tu deuda después de sumar los intereses -, y era verdad. Tenía que aprender la lección. - Y si fueras tan amable de quitarte los ATs, no quiero que caiga sangre en las ruedas después de que te mate -.

Antes de dejarlo reaccionar, le quitó la factura de las manos a Lysander y revolvió en su propia mochila. Debajo de sus ATs, que a su vez estaban ocultos debajo de una chaqueta, estaba una chequera y un bolígrafo. Los sacó y comenzó a preparar el cheque que debían entregar al capitán si querían desembarcar cuando por fin llegaran a la costa japonesa.

- Falco Black, tienes diez minutos para entregar este cheque, sin tus ATs. Si no lo haces, créeme que tendrás que vender tu cuerpo para conseguir algo de dinero - No eran amenazas vacías, después de todo, el presidente de la compañía, es decir, su jefe, es decir, su padre, estaba tan solamente a una llamada de distancia.

Mientras se arreglaba el ruedo de los pantalones, le respondió a su hermano: - Es que ustedes me quieren mucho, y lo saben... - se le dibujó una sonrisa en el rostro bastante particular, hasta que su prima hablò por primera vez. - No veo necesidad de quitarme el dinero Fletcher... No volveré a hacer lo de la sala de máquinas... - Y era cierto, después de todo, no estarían mas de treinta minutos en ese barco.

Por fin pondrían un pie en tierra, que era lo que mas anhelaba desde que se había montado en el maldito barco. Desvió su mirada hacia tierra firme, y no le prestó atención a la filosofía de su hermano. Eran ya 19 años conociéndolo, esa clase de cosas ya las pasaba por alto. Lo que si le asustó fue la petición... mejor dicho, la orden que le daba la mayor. Se volteó bruscamente, puesto que aquella orden no era para nada, para nada divertida. - Vamos Moon - esperaba que hablarle por su apodo lo ayudara. - no tenemos por qué ponernos tan serios. Sabes que con mis AT puedo ir y venir en 3 minutos, y te traigo una piña colada... hasta la pagaré yo, ya vez que hoy amanecí generoso... - Una perla de sudor bajó por su frente, y pensó seriamente en saltar por la borda para escapar de su destino.

Que le quitaran los AT podía superarlo, al final terminarían devolviéndoselos... y el dinero, con 3 minutos más en el casino lo recuperaría... pero, ¡¿ambos?! eso ya era demasiado... la idea de saltar por la borda no era tan mala, y Japón estaba relativamente cerca del crucero.

Falco estaba jugando con su paciencia, de nuevo. ¿Qué no había aprendido durante la vez en Londres? Al parecer no. Más adelante, si no lo mataba, le recordaría aquel incidente. Si bien Fletcher había estado ignorando a Lysander hasta entonces, había llegado el momento de hablarle al hermano menor, a ver si así lograba que Zap reaccionara. - Oye, Lys, ¿qué tanto crees que se moleste mi tío si te convierto en hijo único? -. Y en verdad, no es que la idea fuera nueva para ella.

Casi podía ver los engranajes moviéndose en la mente de su primo mayor, considerando las opciones e intentando hallar una forma de escapar a su amenaza. Lo escuchó con calma, como si en verdad ella estuviese dispuesta a negociar con él, antes de guardar las manos en el bolsillo de su chaqueta y recostarse de la baranda del crucero. Una pataleta de su primo idiota no iba a obligarla a permanecer por más tiempo en aquella lata de sardinas que ya la tenía al borde de la histeria. - Primero, abejita, no estoy de humor para que me llames Moon - generalmente prefería ser llamada por su nombre, Fletcher, mientras estaban de "civiles". Moon era para ocasiones más especiales, ocasiones que requerían ATs -, y segundo, no me gusta la piña colada. Nueve minutos y medio.

No pretendía decir nada más al respecto. Falco había causado el caos, Falco tenía que dar la cara; si ella o Lysander tenían que hacerse cargo de la situación al final, un miembro de la familia Black iba a quedarse sin empleo abandonado en un país extranjero.

Lysander no podía estar pasandola mejor en esa situación. Quizás Fletch y Zap se ponían a discutir por cuestiones de los destrozos de su hermano, pero él estaba acostumbrado a ese tipo de cosas y no pudo evitar soltar una carcajada cuando Zap le habló: -Normalmente si, pero en este momento hiciste enfadar a Fletcher, así que a mi no me mires Zap...- volvió a sonreír, sabía que Zap siempre buscaba su apoyo cuando se metía en problemas con alguien que tuviera el suficiente poder como para obligarlo a entregar su bien más preciado: sus ATs. Aún recordaba como había rogado a sus padres, hace seís años, que no le quitaran esos poderosos patines; era, quizás, la única vez que había visto a su hermano caer hasta el punto de arrodillarse por algo. No había más referencia a ese tipo de comportamiento de él; ya que desde que comenzó a independizarse de sus padres, había usado el poder del dinero para obtener lo que quisiera. Pero su rival, está vez, era Fletcher.

-¿La verdad? Si sabe lo que hizo Zap, podría molestarse mucho... con él, así que quizás le podrías hacer un favor a Zap, pero, piensalo de este modo... ¿A quien regañarás si matas a Zap?- abogó Lys a favor de su hermano, aunque quizás era una defensa bastante ambigua, pero no dejaba de ser una especie de defensa a su hermano. Suspiró y se dio la vuelta, esas peleas le resultaban tediosas y siempre terminaban arreglándose. Sabía que su hermano intentaría llegar a un acuerdo con Fletch y ella no cedería un ápice de su posición. Suspiró y se recostó de la baranda, viendo hacía la tierra a la que se dirigían. ¿Será que tendrán la competencia que todos deseaban tener?. Volvió a suspirar y se giró a ver a sus familiares. No dejaba de resultarle divertido eso, Moon presionada porque el tío llamaría en cualquier momento, Zap intentando mediar su sentencia y Lys siendo espectador. Todo ocurría así siempre, mientras estuvieran de civiles.

Pero la historia cambiaba cuando portaban los ATs. No habían tres personas más unidas que ellos. Eran indetenibles, indestructibles y un gran talento salía a relucir con esos artefactos en sus pies. Cada uno había decidido tomar un sendero distinto, pero que facilmente se acoplaba al de los otros dos. Aún recordaba el último entrenamiento que había tenido, antes de venir a Japón. Zap y él estaban en la sala de entrenamiento de la sede principal de Haven & Co. y competían. Probaban piezas nuevas de los AT y habían decidido hacer una carrera. Como siempre, Zap empezaba sacandole ventaja a Lys, ya que él consideraba que la velocidad era el único medio. Pyrus no pensaba así, él siempre dejaba que la sensación de usar un AT lo embargara y lo hiciera sentirse uno con ellos y así poder ser tan libre como él deseaba, enzarzandose en una batalla campal contra su hermano. Aún sentía los golpes que le daba su hermano y los que él daba en respuesta, con los AT, luchaban con lo mejor de cada uno y cuando entrenaban, se olvidaban de que eran familiares ya que ambos deseaban lo mismo... Ganar.

Siempre era así y cuando decidían jugar en equipos, siempre se aseguraban de que los demás estuvieran bien para poder ganar.

Despertó de su ensimismamiento con el sonido de una gran corneta y sonriente dijo: -Deberías ir pronto Zap, mira que falta muy poco para arribar a la costa, no creo que tú desearás llegar a Japón sin tus ATs por el día de hoy... ¿En serio dejarás pasar esa oportunidad, solo por no hacer lo que Fletcher te pide, en este momento? Eres bastante tonto hermano...- soltó una carcajada y se acomodó la mochila, se guardó los lentes y esperó.

- Amos, que no hay necesidad de amenazarnos de muerte… de nuevo – esa clase de amenazas ya las había oído, y sabía que su prima era perfectamente capaz de cumplirlas. No le quedaba de otra que hacerle caso y sabía que, a pesar de la defensa (si es que se le podía llamar así) de su hermano, las cartas estaban echadas. Sacó de su bolsillo los 340 dólares que se había hecho en el casino y los colocó sobre la mesa. – es todo lo que tengo Fletcher, espero sea suficiente… - lentamente se quitó los AT, al tiempo que su hermano se burlaba de su desgracia. Eran hermanos, era lógico que se pelearan, y mas aún en aquella clase de situaciones.

Por alguna razón desconocida para él, siempre era Pyrus el que menos problemas dada. El se lo atribuía a que no le llegó suficiente placenta, lo que explicaba también que su hermano fuese tan lento. – Uy si, qué gracioso… voy corriendo Fletcher, ya que volando no puedo. – se dio media vuelta y corrió hacia las escaleras. A pesar de que no tenía sus AT, Zap podía ser mas rápido en carreras que una persona normal. La fuerza que había desarrollado en las piernas para poder seguir su sendero le otorgaba resistencia física bastante buena.

De un saltó se comió seis escalones, y en dos saltos mas ya había llegado al piso superior. Frente a él había dos puertas. La que daba al casino, que era el camino mas corto hacia el camarote del capitán y la que daba hacia el comedor del casino, que se desviaba completamente. Había subido allí por una razón y por eso tomó la puerta hacia las cocinas.

Fletcher había sido específica, “tienes diez minutos para entregar este cheque, sin tus AT”. No había dicho nada sobre qué otras cosas no podía usar. Al abrir la puerta, 2 docenas de rostros se giraron hacia él, y por lo menos el 90% de ellos hizo una mueca al reconocerlo. Y es que el desastre en la sala de máquinas no había pasado por debajo de la mesa, ni siquiera la de las cocinas. – Hola… esto… hola. – dijo Zap, y al darse cuenta de que eso no ayudaba, prefirió moverse, pues el tiempo apremiaba. Corrió hacia la puerta que daba a la entrada de servicio y saltó sobre el carrito de comidas mas cercano. Con las manos firmemente asidas al borde y un pié apoyado en el tubo que unía ambas ruedas traseras, se impulsó con todas sus fuerzas dando una patada con su pierna libre. – ¡Se los devolveré cuando termine! – gritó, antes de perderse en la siguiente esquina, donde casi asesina a uno de los camareros.

No sería tan difícil después de todo, aún le quedaban seis minutos y tenía algo con ruedas… eso era algo. Se desvió hacia la zona de piscinas, que estaba bastante vacía teniendo en cuenta que ya faltaban solo escasos minutos para desembarcar. – Si logro llegar sin causar ningún destrozo, Fletcher no tiene por qué enterarse de que no fui precisamente a pie – se convencía a si mismo. Quedaban tres minutos y ya veía las escaleras hacia el camarote del capitán.

Frenó en seco, y el chirrido de las ruedas al patinar sobre el suelo hizo qué el capitán saliera desesperado por la puerta de su camarote, con la mitad de un camarón aún en la barba. - ¡TU! – gritó al ver a Zap, y el ruido de sus nudillos al cerrarse llegó perfectamente a los oídos del joven, a pesar de estar casi a seis metros de distancia. – antes de que me mate, déjeme decirle que ese es un bonito traje de capitán… ah si, aquí está el cheque por los daños. . . – el semblante del viejo lobo de mar cambió en el acto, y recibió el cheque con una sonrisa de oreja a oreja cuando Zap se lo extendió. Incluso le dio la mano. Mientras Zap regresaba por el camino para encontrarse con sus parientes, escuchó al capitán gritarle, mientras se terminaba el camarón que había dejado pendiente: – espero no verte jamás, nunca jamás – a lo que Zap respondió con un gesto de despedida sin darse la vuelta.

Fletcher sabía cómo iba a terminar aquel pequeño intento de rebeldía, lo había sabido desde el principio. Zap y ella se conocían demasiado bien como para que la reacción de alguno sorprendiera al otro. Lysander... bueno, él con sus momentos filosófico-trascendentales, era harina de otro costal, cosa que habían atribuido, mitad en broma mitad en serio, al hecho de que Pyrus era el único cuyo nombre no comenzaba por 'F'. Y precisamente porque conocía la reacción del mayor de sus primos, Fletcher supo que ya era momento de desembarcar.

Mientras los diez minutos de plazo de Falco corrían, y él entregaba el cheque, Fletcher guardó el dinero que él le había entregado junto con sus ATs y sacó los suyos propios de la mochila. Los marineros ya habían asegurado los primeros amarres del crucero al puerto, y con total honestidad, la chica ya estaba enferma de permanecer en el barco, así que hizo lo que cualquiera en su posición habría hecho, o tal vez no.

- Oye Pyrus, ¿quieres dar una carrera de reconocimiento? -, le preguntó a su primo, ya con sus ATs puestos y preparada para saltar desde la punta de la cubierta del crucero, Acomodó su mochila, programó la música en su celular, se ajustó los guantes e hizo nuevamente crujir su cuello. Su viaje estaba a punto de empezar. - Que Zap nos alcance, si puede - dijo Moon, con una ligera risita maniaca que la acompañaba siempre que estaba corriendo con sus ATs, mientras se deslizaba por uno de los amarres hacia el puerto.

Más valía que Japón estuviera preparado, porque los Black acababan de llegar.

-¿Lo dices en serio? He estado esperando 18 horas para esto...- dijo el muchacho que, por primera vez en todo el viaje, había decidido ponerse en real movimiento. Sacó de su mochila sus ATs y se los puso, asegurandolos bien. Su prima ya estaba lista y había saltado del lugar donde estaban en dirección al muelle. "Qué conveniente lo de las amarras..." pensó Lys mientras se colocaba los lentes de nuevo, cerraba su chaqueta y se ajustaba los guantes. No había pasado ni 2 segundos cuando llegó Zap, recuperando el aliento. Lo miró y con una sonrisa y un salto, lo dejó atrás bajando por una de las amarras. Moon ya estaba llegando al muelle y Lys dio un gran salto, un salto que daba la sensación que tanto extrañaba el muchacho... volvía a ser libre y podía volar, y no desperdiciaría ese momento. Hizo un giro en el aire y aterrizó al lado de su prima, la miró y dijo: -Acepto la carrera Moon, pero tenemos que hacer algo con la abejita, mira que a este paso, jamás terminaremos de llegar al hotel...- sonrió mientras veía como su prima sostenía los AT de Zap.

Habían llegado, Japón no sería lo mismo desde ahora y la vida de ellos tres aceleraría a 500 km/h desde ahora. Había tiempo de sobra, para disfrutar este momento y... ¿qué mejor manera de hacerlo que corriendo por un terreno desconocido?... "Correr... ser libre... volar... en eso se resume todo" pensó mientras le sonreía a su hermano -Eres bastante lento cuando corres... ¿Lo sabes?- soltó una carcajada.

Zap tomó su carrito (a quién curiosamente le había cogido cariño) y regresó a paso lento al lugar en el que se encontraban sus primos. Siguió el mismo trayecto, regresando por el área de la piscina y los pasillos de los camarotes. De vez en cuando se encontraba con gente que lo miraba con curiosidad, y sabía que esas personas conocían del incidente de la sala de maquinas. Simplemente les dedicaba una sonrisa tranquila y seguía su casino. Antes de llegar con sus primos, se detuvo frente a una máquina de refrescos y compró una Malta (porque, obviamente, no le había dado todo el dinero a Fletcher). Justo cuando llegó a la puerta de las cocinas, vio a Fletcher descender del barco por una de las amarras, obviamente con sus AT bien puestos. Esto ya era el colmo. Se bebió lo que quedaba de un solo trago y lanzó la lata al basurero más cercano.

Dando una nueva patada en el piso, hizo que su carrito acelerara al máximo y atravesó las cocinas a toda velocidad. Una bandeja entera de camarones, saltó por los aires. “Eso serían 55 dólares” pensó. Al girar antes de llegar, usó uno de los postes para dar la vuelta y este se desprendió, dejando escapar el hidrógeno que mantenía frío el congelador, “123 dólares en reparaciones”. Atravesó la puerta y vio las escaleras, se impulsó con el carrito y saltó hacia el piso de abajo. El carrito se estrelló contra la baranda, cortó las cuerdas y dejó caer el bote salvavidas, que debido a la altura se hizo pedazos contra el mar. “Cada bote de esos cuesta, mínimo, 450 dólares”. Luego de su salto, cayó de pie detrás de su hermano, con los brazos extendidos, sin un rasguño y con una sonrisa en los ojos. “Un aterrizaje perfecto, no tiene precio”.

Por suerte, todo esto había ocurrido a espaldas de su prima, quien estaba mas que feliz de poder volar de nuevo con sus AT. Para cuando se dieran cuenta de todo lo que había pasado y descubrieran al culpable, ya estarían en el hotel, así que podría llegar directamente llamando a la agencia de viajes para hacerse cargo de los gastos.

Saltó por la borda y cayó obre las amarras por las que Lys y Fletcher se habían deslizado. Obviamente, sin AT era mucho mas complicado, pero se las ingenió por bajar por ellas son caerse. Cuando llegó, su hermano lo recibió con una frase bastante ingeniosa. – Si, lo sé. Tú eres bastante lento… en general. Aunque claro, no hace falta que te lo diga, lo sabes desde que naciste – sin siquiera pararse a ver la cara de su hermano, se acercó a Fletcher y tomó sus AT, se sentó en el suelo y se los calzó, al tiempo que preguntaba: - ¿Y? ya estamos aquí, ¿qué haremos ahora? Yo propongo una carrera, si no es que a Fletcher ya se le ocurrió – sabía que su prima amaba correr tanto como ellos, y que solía ser ella la primera en proponer los retos en el 90% de los casos. Se levantó, con los At ya puestos y sacó de su mochila, que Pyrus amablemente le había entregado, los tres mapas que habían comprado en el barco.

- El hotel esta encerrado en un círculo – dijo, mientras le entregaba un mapa a cada uno, mientras sonreía – La ruta, eso queda a costa de ustedes -

Moon ni siquiera se inmutó cuando vio llegar a Zap y éste le quitó sus ATs de la mano, estaban en competencia, y ella conocía muy bien las habilidades de sus parientes cuando se mencionaba esa palabra. Hablando de familias bipolares... Pero si había logrado alcanzarlos tan rápidamente, no quería ni imaginarse el desastre que había dejado tras él en el crucero. - Te tomas demasiado en serio lo del camino de la destrucción, Zap -, le dijo, tras voltear y ver cómo unos cuantos marineros les dirigían improperios en al menos cinco idiomas; de cualquier modo, no pensaba quedarse a recibir insultos en mandarín y cantonés, cargaba sus ATs puestos y planeaba largarse de ese barco a toda velocidad con la música de su celular retumbándole en los oidos.

- Y llegas tarde, abejita, por supuesto que ya había propuesto una carrera. Se me estaban entumeciendo las piernas en ese barco -, zanjó Fletcher, antes de que Pyrus y Zap comenzaran otra de sus interminables discusiones sobre quién era mejor. Tomó el mapa que su primo le ofrecía y le echó una ojeada rápida. "Hay al menos seis rutas hasta el hotel, ¿cuál será más interesante?", pensó, mientras una sonrisa torva se formaba en su rostro y pasaba su mano por la cicatriz que tenía en la ceja, hacía mucho tiempo que no tenía oportunidad de probar sus trucos en territorio desconocido. ¿Sería mucho pedir encontrar una víctima en su camino?

Dio un ligero golpe al suelo con las ruedas traseras de sus ATs y unas pequeñas cuchillas se desplegaron de las mismas. Moon iba muy en serio. - Entonces nos vemos en el hotel, ni se les ocurra atravesarse en mi camino -, y con eso salió disparada, dando comienzo a la improvisada carrera que los Black habían organizado hasta su hotel.

[THREAD CERRADO]