Esperando. (Libre, no necesariamente Ikki)

Una muy leve llovizna era más molesta que otra cosa, el clima había sido calido estos días pero había refrescado con el venir de las nubes que cubrieron el sol, no había viento y la torre del reloj de la Saint Marie, a varias calles de distancia, había hecho sonar tres veces sus campanas. Las calles estaban perladas por la humedad y la molesta lluvia que mojaba pero no lo suficiente, era esos días que uno no sabía si llevar o no paraguas.

En la puerta de la academia el castaño esperaba con un paraguas cerrado en su mano, era la hora de salida del instituto y había ido a buscar al joven Ikki, como orden de la Golondrina él estaba atado a aquel adolescente. No era al que se quejara, por el contrario, parecía disfrutar de dicha compañía… cuando este no se podía demasiado pretencioso.

Vestía, como de costumbre, una gabardina negra de larga cola, incluso esta tocaba el piso, nada por debajo de estas, por lo que su pecho se mantenía al descubierto dejando a la vista el tatuaje en este. Pantalones negros de vestir y sus ATs de pasarela. Era obvio que llevaba sus gafas y el cabello levemente húmedo por la lluvia.

Natsu acababa de salir de una de las fiestas de la empresa de su padre y la verdad es que estaba bastante estresado de tener que poner buena cara y saludar amablemente a todo el mundo para que su padre no se quejase de los ATs por lo que salió de la fiesta con mala cara y ganas de volar, pero el viento no quería surgir y eso lo ponía de aún más mal humor, por eso cuando vio a aquel stormrider delante del colegio no dudo en ir a hablar con él, lo que más necesitaba en esos momentos era una conversación donde pudiese ser él mismo, de un salto llegó hasta él y se presentó- Hola, soy Natsu- Fue entonces cuando se dió cuenta de los extraños ATs que llevaba ese stormider, molaban mucho parecía que fuesen de diseño o algo por el estilo así que no pudo evitar preguntarlo- ¿y esos ATs? ¿cómo te los conseguistes? ¿te salieron muy caros? molan un montón ¿cómo te llamas?- de repente Natsu se dió cuenta de que estaba agoviando a su interlocutor así que tomo aire, se calmó y dijo: disculpa, te estoy agoviando, es que he tenido una tarde un poco dura y necesitaba desestresarme, epezaré de nuevo: Hola, soy Natsu, encantado de conocerte, ¿te llamas....?

Distraído miraba más allá de la puerta esperando al castaño por lo que le asustó un poco la presencia del joven e histérico chico que comenzó a bombardearlo de preguntas. Parpadeó un par de veces sin llegar a colar palabra entre pregunta y pregunta solo sonriendo cuando el chico se detuvo.

Una presentación un tanto mejor, un tanto más… normal. Amplió su sonrisa y solo contestó a la última pregunta del joven - Iron Clock - su mirada bajaron a los pies del muchacho observando sus ATs, maldijo para sus adentros de estar distraído y no ver como se movía el muchacho con ellos pero ya tendría oportunidad. A parte, por su apariencia parecía solo un aficionado, por lo menos no recordaba su rostro de encuentros de StormRiders ni en las reuniones que se hacían en las noches en las calles.

Así que este era Iron Clock, Natsu había oído hablar mucho de él, se trataba de un stormrider que era capaz de parar el tiempo por lo que siempre había llamado la atención de Natsu quien se había preguntado si al ser capaz de parar el tiempo una persona era capaz de disfrutar durante más rato del hecho de volar así que sin cortarse un pelo se lo preguntó a Iron Clock: eh, disculpa que te haga una pregunta pero.... eres capaz de parar el tiempo, ¿no? así que por favor, dime, ¿cuándo lo paras eres capaz de conseguir lo que los stormriders como yo buscamos, el vivir eternamente en la sensación de volar, de no tener nada debajo de tus píes? Natsu se daba cuenta de que era una pregunta muy personal y de que su interlocutor no tenía ningún motivo para contestarle pero eso no impedía que se sintiese ilusionado y con ansias de escuchar la respuesta del elegante stormrider, más bien lo alentaba, por fín había encontrado alquien con quien hablar y resultaba ser un famoso del mundo de los ATs