Trabajo.

Sus brazos se afianzaron a la cintura ajena, cogiéndose el uno al otro para formar un agarre firme poco antes de que sus pies se acoplaran a las vías de la montaña rusa. Estaban en el último momento de lenta calma y, tras esta, la tormenta perfecta.

- Puede que lo parezca pero no es mi primer salto. Ups... Quizá no debí decirlo~ -era obvio que bromeaba, más cuando sacó la lengua de graciosa forma al decirle aquello, pero bueno, no se ganaba nada sin arriesgar algo y en esta ocasión, se arriesgaba un pequeño viaje a comisaría o un buen golpe si calculaba mal algún movimiento.

Sonrió a medio labio aplicando sarcasmo al gesto, estaba al tanto de la condición de la chica pero no quería ser responzable de algún accidente, menos si estaba pagando un favor de aquella forma. Llegó el momento en el cual el vagón quedó en la cúspide de la montaña y unos segundos les dejaron colgados en el instante hasta que una sirena anunció la caída de los vagones a una velocidad endemoniada, tan fuerte que apretó los dientes y sintió todo su cabello hacia atrás, afortunadamente la chica era más baja que él y no le incomodaría. Contuvo el equilibrio necesario para dejar sus pies paralelos sobre las vías y se dejó llevar, lanzando un aullido que demostraba la diversión y la adrenalina del policía.

- ¡Ni se te ocurra soltar el látigo o nos la pegamos! -comentó cuando se pararon, haciendo que su frase se convirtiera en un grito debido a que fue pronunciada al tiempo que el vagón descendía con aquella velocidad que escasos vehículos conseguían.

No era de extrañar que, al igual que pasaba con los cabellos ajenos, los propios también fueran hachados hacia atrás, mezclándose en una cortina de plata y negro. Incluso sus ropas eran sacudidas por el viento y sus orbes se mantenían cerrados para evitar que el viento le molestara en ellos al tiempo que gritaba, demostrandoq eu disfrutaba como una niña pequeña haciendo lo que más le gusta. Por eso empezó con el air treck, para sentirse libre, sentir el viento en la cara, ir cada vez más rápido, superarse aunque sea solo por una milésima... Y otras muchas cosas.

Su mirar se abrió solo para posarse en el hombre del que se sostenía. Según su forma de ver y pensar, ahora mismo sentía que incluso el temido Cocodrilo de Shinjuku podía relajarse... A su manera claro. Pero cada cual tenía la suya, y no era raro que alguien disfrutase del furor y la acción.

Pasó un instante antes de que sintiera cómo el vagón bajaba velocidades para terminar su recorrido, quedando frente a muchas personas atónitas que aunque algunas criticaban el hecho, otras estaban incluso proponiéndose de candidatos para unirse al acto. Todo su cabello plateado quedó cubriéndole el rostro y su cabeza se agitó con cierta brusquedad para volver a retomar su peinado original, ahora concentrado en su trbajo, abrió la esposa que rodeaba el metal del vagón y de un jalón bastante cruel sacó al chico del juego para ponerlo de pie, esposándolo en la espalda y sacando de su cadera un móvl.- .. Akira, tengo a uno en el parque, necesito una patrulla. -Saltó fuera de los rieles y encaminó al chico fuera de la atracción después de recuperar su látigo, dándole la opción libre a la chica, podía seguirle o simplemente, escapar.

En cuanto el vagón comenzó a frenarse la morena se soltó, haciendo que se retrasase un poco antes de acelerar e impulsarse. La velocidad obtenida le permitió hacer un salto que la llevó, mientras hacía alguna que otra pirueta, al extremo opuesto del conjunto de vagones, aterrizando justo frente al primero ante la mirada de todas las personas que había allí. Los que no la miraban a ella, le miraban a él, y así sucesivamente por lo que se podía apreciar.

Se inclinó un poco solo para hechar sus cabello hacia delante e, inmediatamente después, de nuevo hacia su posición, reordenándolos con sus manos al patinar fuera de las vías y de la atracción en sí para librarse de un cabreado supervisor. Por suerte la distancia entre ella y el policía le permitió ocultar de mejor forma las insignias de su equipo y recogerse el cabello en un moño nada intrincado, dejando su espalda ya al aire por completo.

- Sí que sabes divertirte después de todo -comentó dejando notar su presencia junto a él mientras patinaba lenta a su lado, en realidad, manteniendo la misma velocidad que él con alguna excepción que que frenaba y aceleraba para volver a quedar a su par, aunque en lados contrarios mirando al joven asustado que era arrastrado.

Forzaba al muchacho a caminar, el cual la veía con curiosidad. Debido a que no quería ser burlado por el stormrider, todavía tenía activos sus A-T en caso de que este decidiera acelerar, aunque tarde o temprano el chico debía despedirse de su calzado. Miró de reojo a la muchacha y se quedó serio meditando sus palabras y recordando todo lo que se había atrevido a hacer en ese instante, se quedó en silencio unos momentos hasta que abrió los labios para mencionar.- .. Eres buena en esto. ¿Por qué no te unes a nosotros?

La ojiazul seguía moviéndose de un lado a otro, incluso a veces se tomaba la libertad de patianr hacia atrás algo inclinada para observar a la nueva presa del policía con una inocente sonrisa, dejando en claro que no pensaba ayudarle. Era neutral y tampoco le beneficiaría salvar a alguien de quien ni siquiera había oído hablar. Por muy interesada o curiosa que estuviera, su mirar subió de nuevo al platinado al escuchar su pregunta.

- Suena tentador hacer lo que se quiere teniendo a la ley de tu parte pero lo siento por ti. Ya estoy fichada~ -al tiempo que hablaba, su zurda había subido hasta el tirante de su camisa, apartándolo hacia afuera para dejar ver la circular pegatina con el emblema de las Tool Toul To. No le suponía problema alguno mostrar su equipo, puede que incluso él lo conociera pero su existencia no era secreto. No se lo pensó un solo segundo antes de responderle.

- Pero lo tomaré como un alago -cierto era que la había sorprendido, no se esperaba que el Caimán reconociera que una simple Clase F fuera "buena en esto", tal y como él lo había descrito.

Dos policías se acercaron hacia él, reconociéndole de inmediato y dispuestos a seguir sus órdenes. Cuando les entregó al desafortunado muchacho estos le hecharon una mirada a la chica y próximamente a sus A-T, pensando en que también merecía ser arrestada. Cuando los sujetos sacaron las esposas y se acercaron, el peliplata alzó un brazo frente a la chica, impidiéndoles el paso.- Viene conmigo, no hay problema. -Los oficiales se miraron mutuamente y después se marcharon, momento en el que le miró de soslayo.-.. Quizás ya conoscas mi nombre, así que debería saber el tuyo.

La joven solo giró parte de su torso tras frenar, volteándose así para ver a los policías recoger al joven. A punto estuvo de acelerar para dar por terminada su pequeño encuentro con el platinado y burlarse un poco de sus compañeros, pero al ver que este la respaldaba se quedó con las ganas de hacer alguna mueca hacia ambos agentes de la ley.

- Lo conozco, pero da igual. Es de mala educación preguntar un nombre sin dar el propio -comentó mirándole de soslayo sin quitar esa inocente expresión de su rostro, aunque no tardó en agacharse a modo de reverencia bastante teatral, haciendo con su diestra un movimiento similar a cuando los varones se quitaban, en occidente, el sombrero para saludar a alguien, pasándolo frente a sí hasta el lado contrario, donde dejó su mano a la altura de su cintura.

- Penance me suelen llamar. Un placer, Caimán~ -respondió sin darle tiempo tampoco a presentarse si es que planeaba hacerlo. En cierto modo, parecía jugar con él.

Sonrió con cierto cinismo y continuó caminando, con tener una manera para llamarla le bastaba. Su andar despreocupado le iba conduciendo directo a la salida del parque de diversiones, pues debía buscarle un estacionamiento apropiado a su Hummer y próximamente, tomar la noche en el camión que era su hogar. Si ella le seguía no era su problema, sin embargo él ya estaba pensando en retirarse del parque al haber cumplido con su labor, pues los refuerzos ya estaban llegando y el cocodrilo había impuesto el orden correctamente... Bueno, no tan correctamente. - Este sitio ya no me llama la atención.

Le siguió, como era de esperar, eso sí, cuando él se dió la vuelta ella aprovechó para hacer el gesto de burla, incitando y tentando a los guardias para ver si comenzaban una persecución, pero al parecer no tenían esas intenciones, por tanto, y algo enfurruñada, se dió también la vuelta para patinar nuevamente de frente.

- ¿Acaso te la ha llamado alguna vez? -cuestionó dejando notar curiosidad y duda en su voz, de una forma un tanto graciosa que no había quitado a sus acciones desde haber bajado de la atracción. Si él se iba, podría hacer lo que quisiera sin temor a ser arrestada ya que, con la posible excepción de Akira, los demás miembros de la patrulla contra riders no le parecían un problema.

Envía la mirada fría hacia el rostro de la muchacha, podía sentir cómo se moría de quebranta la ley e incluso lo mucho que intentaba burlarse de él, aunque poco le importaban los pensamientos de la fémina o sus actos, pues se había divertido con aquella vuelta y eso merecía premiarse.

Llegó a la entrada del parque y sacó de sus jeans violáceos las llaves de la hummer, cuya alarma desactivo antes de abrir la puerta y sentarse en el asiento del conductor, cerrando la puerta con poca delicadeza sólo como él sabía hacerlo. Apoyó el antebrazo después de bajar la ventanilla y le contempló desinteresado.- Voy a buscar verdadera diversión. Si traes dinero, puedo mostrarte. - Al finalizar sus palabras extrajo su típica cajetilla al haber perdido su cigarro en toda esa vuelta, tomando otro y encendiéndolo con el mismo objeto.

Aguantaba sus miradas, las mantenía sin variar su expresión con la única excepción de un sutil brillo malicioso en sus orbes, travieso se podría describir también. No parecía sentirse aludida por nada de lo que, según su rostro, pasaba por la mente del ojiazul cuando, en verdad, le prestaba más atención de la debida. Era su "enemigo", y había que tener cuidado con él.

Le seguía como si la cosa no fuera con ella, como si, simplemente, ella también se dirigiera a la salida y le diera por hacerlo cerca de su inusual acompañante, deteniéndose justo frente al Hummer y soltando un silbido de sorpresa e impresión, casi de aprobación incluso.

- Menudo juguetito... ¿De dónde lo has sacado? -preguntó moviéndose entre las ruedas y tocándolas. Las estaba examinando junto a cada artilugio que constituía los soportes de aquel vehículo, mostrándose entusiasmada. No había muchos autos de ese estilo por Japón, menos por Tokio.

Solo despegó su mirada de la rueda delantera izquierda donde se encontraba para mirar al platinado, levantándose para mirarle altanera aún estando bajo él, escuchando su "oferta" antes de ir al lado opuesto del coche, pasando bajo este, para subir al auto en el asiento del copiloto.

- Si esperas que te invite vas listo -fue cuanto dijo cruzándose de brazos y piernas, mostrando sus AT como lo que parecían antes, unas meras botas.

Le miró fijamente al ver cómo había entrado a su vehículo con tanta confianza, los interiores de la Hummer eran totalmente cómodos, hechos de piel gris y beige convinada de una manera elegante. Las ventanas y el parabrisas eran sumamente amplios y permitían una vista excelente. Accionó un botón para que el quemacocos del techo se abriera automáticamente y mostrara la noche que ya comenzaba a tomar presencia en las afueras de la ciudad. Introdujo el pie en el embrague y el freno para arrancar el vehículo, retirando el freno de mano. Antes de tomar marcha, mencionó.- .. Estamos fuera de la ciudad y voy a Tokio, si eres de otra ciudad.. Vas a tardar en volver. ¿Eso no te molesta?

Ni siquiera prestó atención a la mirada que le era posada al subir al auto sin permiso, si quería hecharla, podría haberlo hecho ya en lugar de quedarse mirándola durante algunos segundos al tiempo que la mirada azul de la joven vagaba por el interior. Ese juguetito era precioso, tanto por dentro como por fuera, casi estaba a punto de pedirle permiso para abrir el capó, quería ver el motor que hacía funcionar esa belleza.

- Soy de Tokio y, aunque no lo fuera, no tengo a nadie esperándome -respondió con una calma sonrisa mientras posaba su codo en la ventana de su puerta, abierta con anterioridad y dejando que, cuando el auto arrancara, el viento se colase dentro del vehículo, chocando contra su rostro. Eso sí, ganas de ponerse en pie y sacar medio cuerpo por el techo no le faltaban.

El varón hechó un sonoro suspiro que terminó en un sarcástico "Hmph", pues con las palabras de la fémina se estaba librando de muchas responzabilidades al llevar como invitada en su Hummer a una desconocida, cuyo padre quizás estaría preocupado llamando a todas las estaciones policiacas o incluso, buscando a su hija con un arma en el bolsillo. Arrancó el auto en primera haciendo sonar el acelerador con la presión suficiente, inmediatamente cambiando a la segunda velocidad para gradualmente, ir aumentando la velocidad y demostrar el poco miedo que tenía al manejar, ya que lograba hacerlo de una manera excelente.

El viento se colaba por todas las ventanas que había abierto, haciéndose notar con un fuerte silvido acompañado por el rugir del motor en plena carretera, un lugar donde podía manejar con todas sus capacidades sin miedo a involucrar a otra persona, sin importar que el factor no le preocupase demasiado. Su cabellera plateada parecía revolotear con fuerza a los lados de su rostro y lo movió para hecharse los mechones a la espalda, cómodamente recargada en el asiento.

Atento de que al encontrarse muy fuera de la ciudad el viaje sería muy largo, no le molestaba sacarle algo de plática a la chica, que a pesar de todo había confiado en él tan ciegamente incluso al ejecutar su trabajo.- Eso de que no posees a nadie esperándote.. Explícate.

Le daba igual lo que pudiera estar pensando el platinado, tan solo cerró los ojos y movió su mano diestra hasta que sus dedos índice y medio golpearon suavemente el lugar donde se posaba el resto del brazo, creando un ritmo. Si Kaito se fijaba o tenía la suficiente afiliación a su auto, notaría que el ritmo marcado por la joven era el de los sonidos del vehículo al arrancar, cada aparato dentro de este, cada sutil movimiento de alguna de sus piezas creaba una melodía de sonidos que, para Penance, eran fácilmente detectables.

Sus orbes se entreabrieron al sentir el aire golpear su rostro y remover sus cabellos como le vino en gana, haciendo que los sueltos se pusieran sobre su rostro y cuello así como por parte de su torso por la largaria de estos. No le molestaba, al contrario, el encantaba sentir aquel mover y las caricias que provocaban.

- Vivo sola... Pero la verdad, no sé porqué lo preguntas ya que dudo mucho que te interese. Además, podría estar mintiendo -había dicho la verdad, no le importaba admitir que, aún compartiendo piso, siempre estaba sola. Era independiente, pero sentía curiosidad por saber si el policía se lo preguntaba por aburrimeinto, interés o nada en especial más quela necesidad de romper el "silencio" entre ambos.

Su mano izquierda se encontraba perfectamente ceñida al volante mientras su mano libre descansaba en la palanca de cambios. Cuando sintió que el cigarro no servía más lo escupió discretamente por la ventana, confiando en que se apagaría con el aire al ir demasiado rápido. La velocidad era una de sus pasiones, tanto con el uso de los A-T que le habían hecho llegar al puesto en el cual se encontraba, como haciendo uso de la Hummer que su trabajo le había proporcionado, un vehículo que tenía la capacidad de encontrarse tan alto como lo deseara.

Pudo percatarse del ritmo que la chica hacía en su brazo y despertó aún más la curiosidad del cocodrilo, pues efectivamente era el ritmo y conteo de los sonidos que la máquina emitía, demasiado tiempo al volante podían garantizarlo.

Concentrando la vista al frente respondió la duda de Penance, no era tan imprudente como para desconcentrarse ahora que iba a tan alta velocidad y ni siquiera se había preocupado en colocarse cinturón de seguridad.- No quería hacerme responzable en caso de que te sucediera algo y tus parientes enloquecieran.

A cada segundos que pasaba el ritmo marcado con sus dedos aumentaba su velocidad, la disminuia, cambiaba de "notas"... Todo siguiendo acorde al funcionamiento del Hummer en el que montaba. No le pediría permiso al dueño, así como tampoco lo haría, pero estaba deseosa de poder ponerse en pie y sacar su cuerpo por el tejado y ver las entrañas de la preciosidad en la que iba montada. También le encantaría conducirlo, pero no creía que eso fuera mejor idea que las anteriores, más aún sabiendo el apego que el ojiazul tenía por su juguete.

- Eso sería el fin a tu "buena reputación" -comentó riendo levemente y poneindo cierto sarcasmo en alguna de sus palabras. Sabía bien que distraerle sería un suicidio, pues ella tampoco llevaba cinto alguno y, de dar un frenazo, saldría por la ventana sin problemas debido a su poco peso, pero no le importaba, no demasiado al menos.

El sendero por el cual circulaban estaba completamente desierto, incluso, ni siquiera había alumbrado o señal de que algún poste al costado del camino sostuviera cables o semejante. Los carriles de la autopista se dividían en dos cada uno, por supuesto, él se encontraba circulando por el de alta velocidad, afortunadamente no vislumbrando ningún auto cercano, ni siquiera con las luces largas de la Hummer, tampoco había señal de luces traseras correspondientes a cualquier vehículo, por lo que no había problemas.

Por suerte, debido a que no había civilización alguna en la carretera el cielo podía verse completamente hermoso, tanto sus estrellas como la media luna que reinaba el cielo estaban dispuestas a exhibirse para ellos en esa noche, que todavía tenía muchas horas restantes antes del amanecer.

Acomodó su pie en el acelerador de una manera más práctica, mientras respondía sin miedo a distraerse, pues el conducir era una labor que le salía completamente al natural.- No quiero cargas extras de las que ya tengo, espero no te conviertas en una de ellas.

- Tranquilo, siemrpe puedes decir que no me conoces o que vas a arrestarme -respondió guiñándole un ojo en inocente expresión. Ya se había cansado de estar sentada solo escuchando el grupo que constituía la maquinaria del vehículo así que, ignorando lo que pudiera decirle el platinado, se levantó y alzó sus brazos al tejado abierto del Hummer, subiéndose a este y sentándose en él, dejando sus piernas dentro del auto a un lado para evitar molestarle, además de que se había movido de forma que sus suelas no mancharan ni tocaran los asientos. Ante todo, tenía cuidado.

Al estar allí arriba sus manos se posaron a ambos lados de su cadera, su cabello al completo se scudía hacia atrás al igual que sus ropas, auqnue estas no se movían mucho de donde estaban, solo desordenándose un poco.

Había predecido el acto desde que la chica le hechó la mirada al techo, y siendo sincero aquel había sido una de las cosas favoritas que había hecho cuando consiguió la Hummer. Comenzó a descender cuidadosamente la velocidad al ver la próxima curva al frente, alzando la voz hacia la chica, se estaban acercando a una colina con bastantes curvas y calles peligrosas, incluso con riesgo de derrumbes.- Sujétate, viene una curva. -Intercambió el pie del acelerador por el freno y añadió presión en el embrague lentamente, sin frenarse del todo para pasar por la curva.

- ¡Pues mejor aún! -gritó para que se le oyera, tenuiendo el viento en contra era difícil que el plocía la pudiese escuchar si ella hablaba en un tono normal.

Estar todo el camino en línea recta terminaría siendo aburrido, y un poco de riesgo nunca venía mal para la ocasión, más cuando allí rriba no tenía nada donde cogerse o con qué cubrirse si alguna piedra o escombro caía hacia ella. Sin embargo, siempre podía esquivar o saltar, tenía los air treck puestos después de todo y no le sería muy difícil alcanzar al Hummer si, por alguna de aquellas, se viera obigada a saltar a la carretera.

Necesitó girar el volante con brusquedad para dar una súbita vuelta en la curva, enderezándolo inmediatamente cuando necesitó de ello. Regresando a la linea recta volvió a acelerar y mas adelante se encontró con otra curva, repitiendo la maniobra con tan sólo un suave frenar, retomando la carrera a Tokio, cuyas luces nocturnas ya se estaban notando cada vez más, demostrando que faltaba tan sólo muy poco para llegar.

Inclinó su cuerpo hacia el lado en que giraba la curva para evitar que el peso de su propio cuerpo pudiera hacerla caer y sus manos se plantaban en la misma superficie que su cadera, buscando tener un buen soporte al tiempo que su pie derecho subía hasta apoyarse en uno de los bordes de la abertura para crear también resistencia en contra de la fuerza que la impulsaba para caer. Aún a pesar de las cerradas curvas y la velocidad, no pareció tener mayores problemas para mantenerse donde estaba.

Una vez salieron de la zona de curvas pudo divisar las luces próximas a la ciudad, bufando aburrida y tumbándose sobre el techo del auto, meciendo levemente sus piernas dentro del coche tras haberlas cruzado una sobre la otra y posado sus manos tras su cabeza.