Volar

- Zone? -Llamé de nuevo, pues no me había contestado-.

Miré a Penance. Ella aún miraba al pelirrojo con mala cara. Le cogí una mano. Agaché la cabeza, me levanté ((Bonita redundancia xD)) y me llevé a Karura tras una torre que por suerte era lo suficientemente ancha como para taparnos a las dos.

No sé por qué, pero recordé la canción que oí al entrar aquella noche al bar y todas las sensaciones que me provocó.

- 'Canta...' -Pedí, mirando al suelo, habiendo cogido sus dos manos cada una con una de las mías-.

Bien sabía que el pelirrojo había sido dañado en su orgullo, después de todo, era la misma morena quien infringió esa herida pero, aún con todas las creencias existentes, el orgullo no valía lo mismo que una vida, no en aquellas circunstancias. Extraño fue el toque que enmarcaba la expresión de Penance cuando, al acabar con el joven dejándolo descansar. Debería taparle, hacía frío, pero no tenía nada con qué hacerlo, ni chaqueta ni nada por el estilo así que no podrían dejarle solo mucho tiempo. Se levantó tras la rubia y la siguió antes de sonreir a la petición de esta.

Acepté, no hacía falta ni que me hubiera llevado a ese lugar, podí cantarle incluso frente al pelirrojo pero, quizá, para ella era algo demasiado especial como para compartirlo con alguien. Demasiado importante como para dejar que no fuera un secreto. Canté, cualquier canción, no importaba mucho. En este caso, fue una lenta, una para calmarla. El idioma, inglés, un idioma que el pelirrojo podía desconocer y por tanto, una especie de código para que él, de escucharla, no supiera el contenido de la letra ni su significado.

Sus manso seguían junto a las ajenas, cogiéndolas y, debido a la escasa distancia de ambas, denotando las diferencias de ambos cuerpos femeninos, tanto por altura como por medidas y estilos de vestir. Lo más destacable: el rubio cabello de Sol de Natsuko que hacía un contraste casi perfecto con el negro azulado lunar de Karura.

Cerré los ojos y escuché. Por unos instantes sólo escuché. Sentí la calidez de sus manos entrelazadas con las mías. Abrí los ojos y vi sus Air Treck, esos en los que depositaba tanto tiempo. Quizá le había dolido que maltratase los míos de esta manera, quién sabe...

Subí la mirada hasta centrarme en sus labios. Sonreía. De ellos salían aquellas palabras, aquella melodía. Seguí subiendo y cruzamos miradas. Me sonrojé, como una niña pequeña y tonta. Y como una niña pequeña, tonta e inconsciente, le besé.

Su mirada se ocultó tras sus párpados mientras cantaba, no obstante, esta se abrió poco después, cerca del momento en que la mirada marronada de los orbes ajenos se posaba en los propios. Sus labios se movieron, cortando la melodía y musitando un mudo "Tranquila". Era raro, por no decir bastante extraño que una adolescente consolara a una adulta, pero era esa la ocasión y situación. Aunque ni por asomo esperó lo que ocurriría después.

Sintió su corazón detenerse, sus pulmones se quedaron sin aire en un solo instante. Aquel beso... Su primer beso se lo estaba dando su compañera de piso, aquella con la que siempre discutía, aquella con la que siempre vivía... Aquella a la que, por un instante, creyó que perdería esa noche. Las mejillas blancas se tiñeron en rosa, las joyas azules se abrieron en sorpresa. Se quedó paralizada, sin saber si corresponder o negarse. Sobre todo, se sentía raro, extraño el contacto de ambos pares de labios.

No esperaba respuesta alguna. Es más, no esperaba nada. No sabía por qué lo había hecho ni cómo reaccionaría Karura. No lo sabía seguro, pero conociéndola probablemente este sería su primer beso.

Me separé al recuperar el control sobre mí misma. Miré de nuevo sus AT.

- Hay... que llevar a Zone a que lo vea un médico -Improvisé lo más rápido que pude y me separé de ella, yendo hacia el chico, que ahora dormía. Un escalofrío recorrió mi espalda- 'Qué frío...' -Susurré- Iré delante. Te esperamos en la siguiente parada de tren -Me agaché y cogí al chico- Vamos, Zone, despierta -Intenté ponérmelo a la espalda- Iré por los cables, llegaré más rápido y podré comprar los billetes y ver a dónde podemos ir.

Me acerqué a una de las torres, pensando en cómo podía llegar arriba.

Durante unos segundos no dijo nada y todo su movimiento fue el llevar su zurda a sus labios, ocultándolos tras esta y agachar su rostro para mirar al suelo, sin mirarlo en realidad. Sin embargo, las palabras de su compañera la sacaron del shock en el que se encontraba. Lo siguiente... Fue directo y sin pensar... Solo se escuchó un ruido y se dejó ver como la ojiazul, tras acercarse a ambos, le había dado una bofetada a la rubia manteniendo su mirada gacha y ensombrecida por su flequillo. Los patines de ambos estaban rotos, subirse a los cables sería un suicidio y ni siquiera estaban en condiciones para patinar.

- Quedáos aquí. Si en media hora no he vuelto recoged las piezas y los patines y caminad hacia Kyoto -dijo sin más antes de darles la espalda y, aún con sus AT activados, emprender la marcha por las vías hacia la estación más proxima a la máxima velocidad que sus treck le permitían. Una vez allí, compraría abrigo para Natsuko y Zone y algo de comer además de los billetes. Estaba más que claro que solo cogería dos, no tenía tanto como para comprar un tercero hasta la ciudad base de Tridente.

Me giré hacia ella cuando la oí llegar y deseé no haberlo hecho. Acabé con la cara girada y su mano grabada en rojo en mi mejilla. Le miré a punto de recriminarle , pero se pudo leer en mis ojos que creía que tenía todo el derecho del mundo de hacerlo. Bajé la mirada y me senté junto a Zone, pasando un brazo por su hombro y haciendo que se apoyara en mí aunque fuese más alto.

- No tengo reloj -Dije, mirando al suelo- no sé si calcularé bien la media hora -Encogí la pierna y me llevé la mano izquierda a la cabeza para descansar el cuello, apoyando el codo en la rodilla alzada-.

((Zone, seguimos el post sin ti mientras tu PJ duerme, ok? Espero que no te moleste... No me ha dado tiempo a decírtelo antes de que te fueras u.u))

Su móvil había caído justo en el regazo de la rubia, al parecer había sido lanzado con anterioridad hacia arriba y, como buena TTT, había sido capaz de calcular el tiempo exacto de cuándo y dónde caería para evitar que se rompiera. Sin embargo, no miró atrás mientras corría. Las vías solían ser bastante rectas, por lo que no debía preocuparse de curvas ni obstáculos, no previstos al menos. La carrera le daría tiempo para pensar pues, según la mirada que le había sido dirigida cuando incluso su mano adquirió tono rosado, supuso que Natsuko no sabía porqué la había pegado, o al menos no las razones principales.

Estaba harta... ¿Por qué siendo mayor la rubia cometía tantas estupideces? No lo entendía. Había estado a punto de morir... ¿Y de repente le suelta que va a volver a subirse a los cables con los air treck hechos polvo? Era impensable...

Minutos después una de las estaciones se dejó ver. Aoyama creía leer o Nagoya quizá. Tenía buena vista, siempre, pero las lágrimas no le dejaban ver bien aunque abandonaron su rostro en cuanto entró en la estación. No quería llamar más atención de la necesaria, así que actuó con normalidad, cogiendo todo lo previsto. Comida, abrigo y billetes para la ojimarrón y el de orbes bicolor. Nada para ella... Le sobró algo de dinero, suficiente para hacer alguna llamada, pero innecesario en esos momentos. Así pues, con todas las bolsas cargadas a sus manos y brazos teniendo el peso más o menos equilibrado, emprendió camino de vuelta.

Cogí el móvil de Penance y miré la hora. Casi no habían pasado quince minutos cuando la vi desde lejos.

- No debe de estar lejos la estación, no? -Me incorporé- Vamos. Cuanto antes empecemos a andar antes llegaremos.

Me agaché y me puse a Zone en la espalda.

- Échale el abrigo por encima, pásale las mangas y ponte el otro -Dije, acercándome a ella y agachándome un poco para que pudiese hacerlo cómodamente- Eso que llevas ahí es comida? -Comenté, mirando la bolsa. No había cenado y comenzaba a tener hambre-.

Al llegar frenó con rapidez, dando una cerrada vuelta para derrapar y quedarse justo al lado de ambos, tendiéndole las bolsas a su amiga y mirándola con el ceño fruncido por el mero hecho de que pensara seguir el camino en el estado de ambos.

- Déjale en tierra. Esto es para vosotros. Tenemos tiempo, el próximo tren no llegará aquí hasta dentro de hora y media. Comed, abrigaos y esperad -fue todo lo que dijo con voz calma mostrando preocupación en lugar de enfado, antes de obligar a la rubia a sentarse y quitarle los patines así como hizo con los del chico. Cogió ambos pares y se dirigió a la zona donde antes ahbían caído, es decir, donde se encontraban desperdigadas todas las piezas.

Ya no le importaba que Natsuko le hiciera preguntas sobre su habilidad, repararía los patines, al menos los del pelirrojo, rápida y tajantemente para poder gastar luego el tiempo en los de la ojimarrón. Dicho y hecho, en menos de cinco segundos los Thunder Reborn estaban como nuevos, descontando claro el desgaste y las secuelas de la sobrecarga que soportaron. No tenía piezas para esos patines, tan solo los remontó, el joven no podría usarlos hasta comprarle, una vez más, piezas nuevas. Al menos las esenciales como las ruedas, totalmente chamuscadas.

- Siento que vuestro dueño sea así de imprudente... -murmuró para sí misma a pesar de que hablaba con los propios patines. El sonido de estos era algo débil, habían sido forzados... Incluso con solo ponérselos Zone podría hacer que estos se desplomasen.

Se había sentado en medio del caos de piezas al estilo indio, teniendo ambos artefactos entre sus manos antes de dejarlos a un lado y, con calma y precisión, empezar a arreglar los de su compañera tras haber sacado recambios nuevos de entre sus ropas. Los recambios de emergencia que portaba para sí misma ahora eran usados para los patines ajenos. Ponía especial dedicación a ello. No conocía a Tsuko tanto como para poder afinar sus air treck, ni tampoco se veía en las condiciones ni necesidades de hacerlo. Con una puesta a punto bastaría y no reformaría mucho la estética del patín en sí. Sin embargo, la rubia ya no usaría "sus" air treck, no hasta que comprara piezas nuevas por su cuenta y montara los patines " a su gusto".

Le miré mientras se alejaba y se sentaba en el suelo. Dejé a Zone apoyado donde estaba antes de cargarlo y le puse el abrigo, abotonándolo. Cogé la prenda restante y fui hacia Penance.

Dejé caer la chaqueta sobre sus hombros y la recoloqué para que se quedase acoplada a la anatomía de la morena.

Me senté a su lado- Qué haces? -Pregunté tras unos segundos de silencio, intentando evitar silencios incómodos-.

Estaba concentrada en el patín derecho, el primero que había comenzado a arreglar antes de que una calidez insólita se posara en sus hombros junto a un suave tacto que recordaba. Lo había tocado hacía escasos diez minutos... al mover su rostro hacia atrás, pudo ver la chaqueta que colgaba sobre su cuerpo, cubriéndolo y a la adulta sentándose a su lado sin nada que la abrigase.

- Reparar vuestros patines... No podéis caminar descalzos. Te será incómodo llevarlos, pero al menos podrás correr. Deberás llevarle, yo no puedo cargarle y él no puede usarlos. No sin piezas nuevas -explicó antes de mirarla de reojo durante escasos segundos refiriéndose al dormido y herido Zone.

- Ponte la chaqueta... Estás más ligera de ropa que yo -dijo casi en un murmullo volviendo a poner su atención en el patín que arreglaba y en el destornillador de su izquierda, era ambidiestra, pero se manejaba muchísimo mejor con la siniestra.

El calor de la prenda le era sumamente agradable, pero no la necesitaba. No tanto como Tsuko según su modo de ver. Además al parecer ella no había cogido la comida traída y el pelirrojo parecía sin ganas de despertar...

- Aún está caliente, come algo -sus últimas palabras, lo comprado aún estaba caliente y recién hecho con la excepción de dos bols de ramen precocinado. Lo demás se repartía entre algunos bocadillos y comidas y dulces típicos de la ciudad a la que pertenecía la estación.

- Pensaba hacerlo me lo dijeses o no -Contesté a sus órdenes- Aunque lleve menos ropa no tengo frío, pero gracias -Rechacé su oferta y cogí la bolsa de la comida, cogiendo un bocata ya montado y partiéndolo por la mitad- Toma -Ofrecí una de las partes- Cómete esto, no tengo tanta hambre.

Comencé a comer en silencio. Miraba hacia delante, siguiendo las vías del tren.

- Has llorado? -Pregunté de golpe, aún mirando en la misma dirección. Sus ojos le delataban-.

Le hice una seña para que no hablase. Me tumbé y seguí comiendo. Cuando me lo terminé puse las manos tras la cabeza, observando el cielo.

- Lo siento -Volví a hablar de improviso- no tenía ninguna razón para hacerlo. Lo siento -Suspiré y dejé un brazo caer sobre mis ojos, escondiénolos de cualquier mirada de Penance-.

De repente, casi ignorando la situación, o mas bien, deteniéndola, el estomago de Zone hace un potente rugido, lo suficientemente fuerte como para escucharlo, y de sobras. Zone en ese momento, abrió los ojos, tocándose la barriga, medio sonriente.

-¿....Eso que huelo es Takoyaki....? Dijo, con un hilo de voz, mientras llevaba su zurda a la bolsa, llena de sangre seca. Al menos ya se había despertado, y tenia un poco de mejor aspecto.

-...Espero que la sangre se vaya de mi ropa...Esta es mi corbata favorita...Bromeo, llevándose la mano a la cabeza, y tapándose un ojo, el verde. Se sentía un poco mareado, seguramente, por la perdida de sangre.

- Lo digo en serio, abrígate -dijo meintras cogía con la derecha el trozo de bocadillo que le dió, pero no comió, tan solo lo dejó a su lado, más bien, sobre su pierna para evitar colocarlo en el suelo.

Se quedó en silencio ante las siguientes palabras de su compañera, era obvio que se daría cuenta... Ojos rojos, mejillas también enrojecidas y algo húmedas... De todas formas, eso tenía más de una excusa ya pensada por la morena, pese a no poder darla hasta que Natsuko dejara de hablar.

- Ha sido el viento, me irrita los ojos. Por eso suelo llevar las gafas -dije después de que ella se disculpara ya que no me había dejado replicar a lo del llanto. Sabía bien el porqué de su perdón, pero prefería dejar el tema de lado, olvidado por el momento.

- No deberías moverte. Aún estás débil. Come pero no te muevas demasiado, menos aún el brazo izquierdo. Seguramente te hayas librado de la rotura, pero puedes tener alguna herida o hemorragia interna -le dijo al pelirrojo sin mirarle, estaba centrada en los patines de la rubia. Así mismo, ocultó los del pelirrojo dentro de una de las bolsas, si él los veía arreglados quizá se le pasaba por esa loca mente la idea de usarlos.

Le escuché excusarse, ya le había oído otras veces.

No me moví aunque me insistió en que le quitase el abrigo. Si pensaba que iba a hacerle caso parecía que no hubiera vivido conmigo.

Me incorporé cuando vi la sombra de Zone acercarse. Me giré hacia él y le miré, preocupada.

- Estás mejor? -Cogí el trozo de bocadillo que había sobre la pierna de Karura y empecé a comérmelo-.

- "Y pensar que me lo acaba de ofrecer..." -se dijo a sí misma al notar como el medio bocadillo abandonaba su pierna. En verdad no pensaba comer, todo su apetito, por voraz que fuese, había desaparecido en cuestión de segundos cuando la vió correr por los cables de alta tensión. Suerte o milagro sería que Tsuko no tuviera alguna quemadura o espasmo por la electricidad. Es más, sí era un milagro que, aún con el continuo contacto, la electricidad no pasara de los patines al cuerpo de ambos riders.

Mientras les escuchaba conversar, ella solamente se centraba en los air treck, habiendo casi terminado de arreglar ya el derecho e introduciendo en este la tarjeta de memoria que se había guardado en uno de los bolsillos del pantalón con anterioridad. Decidió, tras decir un simple "bien" a la pregunta ajena, ponerse sus cascos, esta vez portaba los grandes, para dejar que la música la envolviera. Poco después se podría notar que arreglaba los treck al ritmo de la música, la canción que sonaba era lenta, con algunos altibajos en cuanto a la velocidad. Seguramente, era música clásica, solo isntrumental.

- Me alegro -Sonreí un poco, todo lo que me permitía la situación- Bien, supongo. Gracias.

Estiré la mano y puse el bocata ante la boca de Karura.

- Come -Pedí intentando ser algo autoritaria, pero no me salió la voz necesaria-.

Rió ante la escenita de las dos chicas, parecían una pareja, o madre e hija.

-¿Estamos muy lejos de Tokyo? En teoría mañana tengo un duelo. Dijo, despreocupadamente. O no sabia su limite, o le gustaba demasiado el AT. En cualquier caso, en su estado era imposible pelear actualmente, y si lo hiciera, saldría mal de ello. Eso si, el chico en poco mas de un minuto, se había comido un bocadillo de los grandes.

La verdad es que se sorprendió al notar algo sobre sus labios: pan es lo que pudo ver al levantar la vista antes de reconocer la mano que la sujetaba y subir, para posar sus orbes azules en los marronados ajenos.

- No tengo hambre -contestó sabiendo lo que le había dicho aún cuando no la escuchaba, más por no poder que por no querer. Natsuko sabía bien cómo era ella... Si negaba comida, era que estaba preocupada o demasiado centrada en algo. En esta ocasión, eran ambas...

- Preparáos, saldremos en poco -no escuchó la pregunta del joven, pero sí que sacó dos billetes para tren, el último que salía de la estación próxima.