Buscando... ¿Tetris?

Mediodía... La rubia y el pelirrojo habían cogido el último tren para poder llegar mientras que Penance simplemente viajó sobre este. No había tenido dienro para más billetes, y cuando llegaron a la estación ya no vendían, así que, tal y como había planeado, se había puesto sobre el techo de uno de los vagones. El viaje fue largo, aunque al parecer no incómodo para la joven que yacía tumbada sobre el tren.

Al llegar ya era de noche, por lo que llevaron al pelirrojo al hospital y, aún a pesar de las quejas de Natsuko, la ojiazul la obligó a quedarse con él. La obligó a hacerse la herida, pues en verdad podría estarlo. No sabía si las descargas habían podido dañar también los pies de la rubia pero no le importaba, se quedaría en el hospital con el pelirrojo mientras ella, aún siendo noche cerrada, salía a la ciudad.

Vagó toda la noche, casi todo estaba cerrado, era normal, era madrugada cuando pudo darse cuenta de que ya se había recorrido casi media ciudad caminando. Decidió seguir paseando y usó el dinero que le quedaba para, cuando el tiempo pasó tras haberse dormido un par de horas sobre alguna azotea, desayunar a la espera de que el tiempo pasara. Sabía bien a dónde debía dirigirse en su siguiente parada, por tanto, sus pies la guiaron solos hasta la puerta del Salón de Arcade. Dudaba que la persona a la que buscaba la reconociera, la última vez que la vió era una niña de apenas nueve años, menos quizá. Solo recordaba que le vió antes de ser una Tool Toul To, así que, de seguro no la reconocería. O eso pensaba...

Era temprano, el salón estaba vacío, solo dos preadolescentes jugaban un Shooter cerca de la entrada, quizás se habrían fugado de clases o pasaban el rato de una hora libre. Por el medio del salón, entre las hileras de maquinas, se podía vislumbrar el humo del cigarro que subía desvaneciéndose hasta el techo. El rubio estaba allí, sentado frente a la maquina de Tetris, su pierna derecha recogida, apoyando su talón en el asiento y su izquierda cruzada por encima de esta apoyando su pie en el borde de la maquina, sus manos parecían pegadas a los controles mientras los pequeños cuadraditos de colores se amontonaban a ambos lados de la pantalla dejando un sendero en el medio. El rubio sonreía a medio labio con el cigarro temblando en el borde de este amenazando con caerse, su mirada a través de los violáceos cristales estaban sumidos en la pantalla. A un lado de los controles se veía una lata de café y al otro lado un cenicero con cinco o seis colillas de cigarro pero poca ceniza estando esta desperdigada en el perímetro del rey. No se había percatado de la presencia extra, o mejor dicho, no le prestaba atención.

La hilera de humo era lo que delataba la situación del ojiverde. Era el único que tenía narices para fumar dentro de aquel lugar y poner perdida la zona donde jugaba sin ganarse queja alguna. Se dejaba la pasta en el tetris después de todo, era un cliente habitual, demasiado a lo mejor.

La joven suspiró de silenciosa manera, desde que lo conocía era así, así que no le importó mucho. Se acercó a paso lento hacia él ocultando las insignias de su equipo tras su cabello y camiseta respectivamente, teniendo sus AT ocultos como siempre y haciendo un gesto típico de cuando se pondría las gafas, recordando que se las había dejado en casa. No tardó en colocarse tras él, a su lado izquierdo, y coger el cigarrillo de su boca, dándole un par de toques en el cenicero para evitar que la ceniza acumulada cayera sobre la camisa del mayor.

- Estás poniendo esto perdido -comentó como si le conociera de toda la vida, y en verdad era así, pero claro, él no había cambiado mucho, ella sí. Seguramente se ganaría algún reproche o mirada curiosa acompañada de palabras del tipo "¿Quién eres tú?" o similar.

Ni siquiera la miró, solo guardó silencio unos segundos mientras acomodaba un par de piezas y alejó las manos de la maquina aumentando su sonrisa, al costado de la pantalla se veía “Level: 175 Points: 000751820 Time: 02:07:32” indicando hacía cuanto que estaba durando en aquella partida y el mínimo de tiempo que estaba allí sentado. Mientras las piezas caían acomodándose por si mismas en el hueco del centro, eliminando de a dos, tres e incluso 4 líneas a la vez subiendo abruptamente el contador de puntaje. Recién allí se giró para mirar a la pelinegra por encima de sus gafas con una sonrisa un tanto ladeada, recorriendo primero sus senos y luego su rostro - Así es. ¿Qué haces aquí? – preguntó en un tono que parecía dejar en claro que la reconocía.

No se sorprendió lo más mínimo de ver los datos de la partida, quizá la hora, pero tampoco era raro que Yoshitsune estuviera allí desde recién abierto el local. Incluso se hubiera sentado a su lado a hechar alguna partida de algún Arcade de luchas, Streeth Fighter es el que veía cerca, pero no le quedaba una sola moneda o billete en la cartera. Es decir, andaba sin un maldito duro.

- Prefiero no saber cómo me has reconocido -le reprochó, en verdad, casi haciéndose una idea del cómo. Lo que sí sabía, era que no fue por su cabello similar al de su hermana,eso seguro.

- Tengo que... Pedirte un... Un favor... -terminó por decir casi con un hilo de voz, notándose cuanto le costaba decir aquella simple frase. Su orgullo nunca le había permitido pedir ayuda, mucho menos al jefe de Benkei, pero no tenía a nadie más a quien recurrir. Los gastos médicos de Zone no se iban a pagar solos... Así como tampoco el tiempo que se quedarían en Kyoto que quién sabe cuánto sería.

Volvió su mirada a la pantalla mientras bajaban velozmente las piezas - ¿Un favor? ¿Qué clase de favor? – preguntó tomando un trago de su lata dejándola a un lado volviendo sus manos a los controles comenzando nuevamente en la rutina de acomodar encajando las piezas de colores. Su lengua relamió su labio buscando el cigarro y al no encontrarlo continuó jugando con una mano mientras la otra sacaba del bolsillo de su camisa beige una cajetilla de cigarros dando un golpe a su rodilla con la misma para hacer saltar el filtro de la parte abierta apenas un centímetro para tomarlo entre sus labios. Lanzó a un lado la cajetilla, cayendo esta junto al cenicero, para volver a tomar los controles y acomodar la situación que comenzaba a complicarse al dejar unos dos o tres cuadraditos vacíos - Tsk! -

- "Nadie lo diría..." -pensó al verle hacer aquellos movimientos sin usar las manos y sin desconcentrarse un solo segundo de la partida que estaba jugando. Era, como se le conocía, un genio. Aunque su forma de ser y vestir no lo demostrasen

- No estoy aquí de vacaciones. Necesito dinero para alojamiento y gastos médicos... Te lo devolveré -fue toda respuesta que dió. No le pediría más que eso, dinero para que los gastos médicos del chico se saldasen y para que Natsuko pudiera dormir en condiciones además de comprar comida. En cuanto a ella... Se las podía apañar sola. Su prioridad eran los dos que la esperaban en el hospital.

Podría parecer extraño, sobre todo cuando ella no soportaba ese tipo de cosas, que se llevara el cigarro "robado" a la boca, dándole una profunda calada para soltar casi todo el humo por entre sus labios, apoyando su cadera en la máquina, guardando sus manos en sus bolsillos con la excepción de los pulgares y mirando hacia el techo a ningún punto en particular poco antes de bajar su rostro, oculando su mirada tras sus párpados.

- Respondas lo que respondas no le digas nada a Benkei -pidió, esta vez como favor personal. Si su hermana se enteraba que andaba por Kyoto seguramente le haría una visita inesperada.

A medida que las piezas caían, cada vez más frenéticas el rey se tensionaba notándose únicamente en los dedos de sus pies que se apretaban contra la suela de la sandalia que llevaba asomando por debajo de los vistosos pantalones floreados. Aunque en realidad comenzaba a fallar por lo que ella le acababa de pedir - ¿Y que te hace pensar que tengo tanto dinero como para pagar atención médica? No te preocupes, no le diré a Benkei ¿Eres StormRider? – dejando que algunas piezas cayesen por si solas al nuevo sendero que había formado en el medio tomó ese tiempo para sacar un encendedor y dar lumbre a su cigarro dando una profunda bocanada del intoxicante humo antes de dejarlo salir por su nariz y boca volviendo al juego.

A un lado tres líneas no podían ser deshechas por los cuadraditos vacíos que se mostraban en ellas pero el resto de la pantalla se había limpiado comenzando a liberar esas tres líneas moviendo sus dedos tan rápido sobre las teclas y apresurando a las piezas de tal manera que era difícil seguirle el paso del juego.

- Eres el líder de Tridente, puede que no tengas el dinero pero sí puedes conseguirlo -rectificó dando así su respuesta a una sola de las preguntas formuladas por el adulto, sintiéndose aliviada de que su hermana no se enteraría de su presencia, no por boca del rubio al menos.

No se molestaba en mirar el juego, con escucharlo le bastaba para saber la puntuación, tiempo, nivel y forma exacta que empezaba a adquirir la unión de las figuras así como qué figura caía y dónde era colocada por el varón o por designio de la propia máquina a pesar de que las dos segundas partes lo sabía solo por haberse fijado antes en las que las precedía.

- Algo así... Voy a Clase F todavía, pero es porque no tengo mucho tiempo para participar en la Parts War... -dejó que un sutil silencio, cortado por el sonido de las máquinas se interpusiera entre ambos antes de responder la verdadera contestación de la pregunta formulada.

- Soy una tool Toul To -dijo finalmente sacando su zurda del bolsillo, la más cercana a Yoshitsune, para coger el cigarrillo y apartarlo de su boca para volver a expirar el humo en lugar de tragarlo como se solía hacer.

Su mirada se enserió al igual que sus labios, agachó su cabeza dirigiendo por un segundo su mirada a la pelinegra, bastante diferente a la de hacía un momento, un fallo más en el juego pero fue enmedidado enseguida precedido por un Tetris doble al sacar con solo dos piezas 8 líneas completas y seguidas - Podría conseguir el dinero a expensas de mi equipo, pero no lo haré. Ellos confían en mi y en Benkei, si juntamos el dinero a sus expensas sin dar expiraciones o por una cuenta de hospital de alguien que ni siquiera pertenece a nuestras tierras… - no terminó lo que decía, cualquier palabra que dijese no podría dejar más en claro que de su equipo no podría sacar dinero, no importaba lo que dijese. Irónicamente muchas veces sus compañeros de equipo eran quienes le pagaban sus vicios…

Mordisqueó el filtro del cigarro dando una calada para pasarlo de la comisura de su labio a la otra volviendo a sonreír - Una Tool Toul To, es extraño que una de ellas sea StormRider y no se dedique solo a la reparación de ATs. Eres de Tokio, ¿cierto? – al hablar dejaba escapar el humo con sus palabras.

- Wakatta... -dijo tras un corto silencio, intercalándose entre los dos hablares ajenos. Le entendía, ella era una extraña en el lugar, era descarado pedir dinero aún cuando daba la seguridad de devolverlo. Tendría que apañárselas sola para conseguir algo que guardar en la cartera.

Pensó en despedirse, nada más tenía que hacer allí salvo pedirle al rubio que procurara no soltar demasiado a sus seguidores, no quería tener a los equipos unidos a Tridente tras de sí por ser una de las "sacerdotisas" ni tampoco involucrarse con los equipos locales por ser una rider. Además, debería también vigilar los movimientos del inquieto pelirrojo...

- Sí... ¿Por qué? -preguntó con cierta curiosidad. En cierta forma el seguir la conversación era una excusa para no volver al hospital pronto, no le apetecía lidiar con ninguno de los que allí la esperaban.



[Wakatta: Comprendo, entiendo]

Se acomodó en el asiento bajando uno de sus pies al piso dejando solo el que estaba contra la maquina en alto, su cuerpo se inclinó hacia delante encorvando su espalda como si desease estar más cerca del juego, incluso meterse en el - Es extraño ver TTT por aquí, la mayoría se queda en el colegio femenino Saint Marie o en la torre del reloj… en Tokio – movió los dedos de sus pies como si estos tambolirearan sobre la suela de la sandalia - A parte eres joven ¿qué edad tienes? 17 o 18 seguramente. Aún debes estar estudiando. ¿Qué te trae a Kyoto? –

- Voy al Saint Marie, pero la verdad, no porque pueda pagarlo -comentó soltando una corta y concisa risa, obviamente, burlándose de su situación económica.

- Preferiría ir a otro insti, pero ese es donde están las de mi equipo así que.. La directora me mantiene con una "beca", por así decirlo. No me gusta estar encerrada en ese colegio, tampoco en la torre, suficiente pesado se hace ya saber qué hora, minuto y segundo es ahora mismo como para encima tener el mover de las agujas del reloj metido hasta en las orejas... Y tengo 17 -rectificó sin saber si sentirse alagada o no por aparentar más edad de la que tenía. Eso sí, con gusto le habría pegado si se hubiera pasado aunque fuera un año más con sus predicciones.

- Ya te he dicho que no estoy de vacaciones. He tenido un... Contratiempo. Un rider ha quedado malherido, es él quien necesita las curas y como ves, yo no puedo pagarlo, ni pensaba hacerlo en verdad. Pero es una de esas situaciones en las que la excepción que confirma la regla se dejan ver -no era una buena samaritana, ni por asomo. Pero estaba su compañera de por medio, y eso no le convenía, pero nada más que quejarse podría hacer.

- Al menos podrías aconsejarme un lugar barato donde pasar la noche y algún lugar donde pueda conseguir dinero. Es tu ciudad al fin y al cabo -le comentó cambiando un poco el tema a su verdadera preocupación del momento. Ella no conocía Kyoto, hacía años que no la visitaba y había cambiado desde que ella era una niña.

La escuchaba mientras el sonido de los botones al ser suavemente golpeados, ella seguramente sentiría que por el constante uso de estos uno de ellos estaba levemente flojo haciendo una vibración prolongando levemente el sonido de este al ser golpeado. El puntaje subía de manera apresurada cuando el rubio dejaba de tocar los botones frenándose cuando él comenzaba nuevamente a acomodar las piezas cada vez más rápido, siguiendo las exigencias del juego.

- A todo esto ¿Cómo te llamas? Si buscas refugio puedo ofrecerte que te quedes un par de días en la base del Tridente, aunque deberás lidiar con los que allí estamos - Con aquella frase le dedicó una sonrisa un tanto pervertida. Aunque seguro pasaría por alto a la pregunta que había hecho dejando en evidencia que en todo el rato el no sabía con quien hablaba y la suposición de la pelinegra que la había reconocido era erronea.

Sus orbes cerrados permitçían que solo el sonido vagara por su ser. Todo lo que la rodeaba se reducía a eso, sonidos... Desde el vuelo de algún bicho que acababa de colarse cuando la puerta se abrió dejando pasar a tres jóvenes hasta el continuo y monótono sonar de las piezas al caer junto con el ritmo del teclear de aquellos botones. Ritmo que no tardó en ser copiado por una sola de las manos de la morena que golpeaba la pared de la máquina con suavidad antes de pararse por la frase que escuchó.

- .... ¿Me estás diciendo que todo este rato no has tenido ni una mísera idea de quién soy? -cuestionó mientras un potente tic resaltaba en una de sus cejas y en la venita que empezó a aparecer en el lado opuesto de su frente. Casi esperaba que fuese una broma de mal gusto.

- ¿Debería? – respondió con simpleza casi insultante, parecía que le rodeaba un aire de diversión y felicidad, y de ser ese un animé seguramente se vería en forma chibi mientras jugaba al, ya, frenético juego.

- ¡Pues claro genio de pacotilla! ¡Me conoces desde que era una cría! -gritó haciendo gestos con las manos como si desease estrangularle allí mismo y a la vista de todos aquellos testigos.

- Aunque tampoco podía esperar que Oni-baka se acordase de mí -dijo casi poniendo una pose melodramática digna de un óscar. Esperaba al menos que el mote le hiciera reaccionar, era la única que le llamaba así. Bueno, así y Yoshi haciendo referencia al monstruito verde de los juegos de Mario...

Quedó pensativo varios segundos mientras seguía jugando ya con su subconsciente hasta que al escuchar “Oni-baka” fue como si ella le hubiese abofeteado. Se separó de la maquina casi de un salto volviéndola a mirar, el cigarro se mantenía casi por arte de magia en la comisura de su labio mientras estos abiertos por el asombro dejaban ver sus dientes, sus ojos igualmente abiertos la volvieron a mirar de pies a cabeza sin poder creer que la niña de 9 años que había conocido tantos años antes sea ahora esa adolescente. Estiró su mano como para tocarla pero se detuvo dejando claro que se iba a dirigir a uno de sus senos. - ¡¡Karu-chan!!-

El sonido de la maquina indicó que había perdido, el rubio se volteó y pareció palidecer - ¡¡NO!! – el encargado solo alzó la mirada al grito del rey y sacó de la caja una nueva ficha la cual sabía que el rubio iría a comprar en breve como ocurría cada vez que perdía después de unas tres o cuatro horas jugando. Un aura de tristeza invadió al StormRider quien se quedó mirando la maquina, como en la pantalla mostraba el “GAME OVER” y mostraba la lista de los primeros puestos, graciosamente, todos mostrando su nombre.

Una gota cayó por su sien al ver la reacción ajena, algo estúpida cabía decir. Ganas de darle una bofetada directa no le faltaban, pero al parecer había sobrado con sus palabras, apodo mejor dicho. Casi podría matarle con la mirada cuando vió aquella mano acercarse sospechosamente a su cuerpo. Por suerte para el rubio, logró detener su mano a tiempo.

- No, la abuela de la tía Francis... ¡Pues claro que soy yo! -le gritó antes de que el sonido del juego atrayera la atención de ambos y la joven tuviera que taparse los oídos para evitar que el exagerado quejar ajeno la dejase sorda mientras mantenía el cigarro entre sus labios sin dificultad alguna. En verdad eso, junto a su pose, le daban un toque bastante serio, rebelde o problemático incluso.

- No tienes remedio... -musitó viendo como una nube negra envolvía al líder de Tridente. Ese pesar era casi cómico, aún más si se tenían en cuenta las acciones del encargado y los nombres de cada uno de los récords. Ese tío se pasaba la vida dentro de los recreativos.

Dejó caer sus manos a ambos lados de su cuerpo y miró el piso un tanto triste - … Ni modo – dijo tomando el cigarro entre sus dedos y con su otra mano la lata terminando su contenido lanzándola a un canasto repleto de latas vacías de toda clase de bebidas, desde energizantes, cola, té, café e incluso alguna que otra alcohólica. Tomó la cajetilla de cigarros guardándola en su bolsillo y le sonrió a la pelinegra como si nada hubiese pasado - Vamos a caminar y ponernos al día, ¿quieres? – aquella sonrisa amable y sincera tan típica del la cual seguro le traerían buenos recuerdos a la, ya no tan, pequeña.

Mantuvo silencio, cruzada de brazos al ver que ya no había peligro para sus oídos y mirando al abatido adulto. Era ridículo que alguien de su edad se deprimiera por eso, pero qué se le iba a hacer. Yoshi era así de infantil cuando quería... En cierto modo ese era un punto divertido de su personalidad, y ella recordaba muchas cosas, sobre todo cuando ambos se enfadaban. No se podía discernir quién de ellos era más crío en situaciones como las pasadas.

Siguió el lanzar de la taza hacia donde, junto a otras de su misma y distitna categoría, cayó. Prefería no saber si todas esas latas eran de esa sola mañana, era algo brutal, por no decirlo de otra forma. Aunque, con la excepción de el alcohol, ella era capaz de hacer más o menos lo mismo. Estando medianamente absorta en las latas su atención varió de nuevo al varón de floridos pantalones cuando le oyó levantarse.

- Claro -no rechazaría una invitación, no una como esa. Hacía mucho que no visitaba Kyoto, la ciudad donde se crió en su infancia. No tenía ni idea siquiera de dónde nació, pero allí se podía sentir como en casa.

- No has cambiado nada Oni-baka -comentó nostálgica pero divertida y, extraño ya en ella, con una sonrisa sincera.

Enfundó sus manos en los bolsillos de su pantalón comenzando a caminar a la salida, para sorpresa del dueño, pues a diferencia de lo que ella pensaba, el rubio había pasado toda la noche en aquel local, pues arriba, junto al nombre del Arcade se leía “24 horas”, y el rubio normalmente se quedaba allí hasta entrado el mediodía que Benkei venía por él en la motocicleta o alguno de los samuráis de Kyoto, como se le llamaba a los StormRiders bajo el ala del Tridente, venía a por él.

Al salir respiró profundamente parándose en el borde de la acerca mirando a la vereda de enfrente, un pintoresco restaurante de ramen pero solo esperaba por ella - Una TTT… - murmuró para si mismo casi con orgullo de la hermana de su compañera mientras fumaba tranquilo, esperando por ella. Ahora la situación cambiaba.

Su sonrisa se amplió y adquirió un toque tierno al ver su espalda y hombros. Era como lo recordaba, no parecía haber cambiado ni un solo centímetro de su cuerpo. Casi se podía ver a sí misma subida en esos hombros buscando tirarle del pelo que hacía la forma de graciosos cuernos. Motivo por el cual le llamaba Oni... Demonio en aquella lengua.

Salió tras él dejando el cigarro apagado en el cenicero, hechando una última mirada al juego que seguía poniendo el desesperante, pero gracioso para ella GAME OVER. Una vez fuera, se acercó a él para quedar a su par. No había oído su susurro ya que se acercó después de este, pero tampoco le importaba.

- ¿Tienes hambre? -cuestionó cuando su mirada siguió la contraria hasta toparse con el restaurante de enfrente. Ella había comido hace poco, pero el agujero negro de su estómago siempre tenía hueco para algo más, aunque esa no fuera la situación de su bolsillo.

Se quedó pensativo unos segundos y el rugido de su estomago contestó por él dándole solo una mirada con una gota en un costado de su frente - No he comido nada sólido desde ayer al mediodía que Benkei me arrastró hasta la base y me obligó a sentarme a comer… - un deje de seriedad le sobrevino al recordar el por que de su desvelo - ¿Por donde vinieron tu y tus amigos? ¿No habrán pasado por el puente? – su voz había cambiado, una un tanto más preocupada se dejó notar.

Últimamente los G-Man estaban saliendo de Tokio y mandando gente e investigaciones a Kyoto creando problemas con el tranquilo equilibrio del Tridente, disputas se creaban, sobretodo por la decisión de Yoshitsune de no atacar a la policía y dejar de recorrer públicamente las calles y subterráneos pues eso solo acarraría más problemas, si se mostraban pacíficos ellos solos volverían a Tokio y les dejarían su territorio en paz, en cambio si se mostraban agresivos vendrían más refuerzos y atraerían la atención de “El Caimán” como era bien conocido, ello acarrearía prontamente una batalla entre el Tridente y los G-Man y estos últimos contaban con el apoyo de la ley. Aún meditaba si su decisión había sido la correcta, pese a que Benkei lo había respaldado el tercer líder no parecía muy contento siendo este el reflejo de la voluntad del equipo. Frases como “Morir volando que vivir de rodillas” aparecían en la pantalla del monitor a diario pero la decisión estaba tomada…

- Típico de ti -comentó en una leve risa. Sabía bien que, de no ser por su hermana mayor, el líder de Tridente estaría para el arrastre. Aunque claro, quizá se descuidaba porque tenía siempre a alguien vigilándole.

- No, vinimos en tren y nos dirigimos directos al hospital. Procuramos tomar las calles, era más rápido... -respondió mirándole curiosa con una ceja alzada. Casi se le hacía raro verle desde aquel ángulo. Seguía siendo más baja que él, estaba claro, pero ya no tanto.

- Algo te preocupa... Ven, esta vez invito yo -impensable sin duda que fuera la joven morena quein dijera aquellas palabras, más aún teniendo encuenta su racaneo con el dinero, pero un poco de ramen para recordar viejos tiempos y hablar sobre los actuales. Quería saber qué era lo que rondaba la mente del rubio en esos momentos pues estaba claro que era algo grave e importante.