Viernes por la noche -Libre-

Eran cerca de las 22h y no había encontrado ningún sitio donde dormir. Caminando por una calle más o menos concurrida vi una bar.

- "Con que Trono sobre ruedas, eh?" -Pensé, mostrando media sonrisa al cartel- "Bueno, probemos suerte. Mejor esto que nada".

Crucé la puerta y miré a mi alrededor. Había bastante gente. Me fui directa a la barra. Era el mejor sitio para preguntar y si me apetecía algo podía pedirlo.

Miré al hombre y le saludé también. Tenía un acento extraño, aunque por allí el acento más raro lo tendría yo.

- Una piña colada, por favor -Me acerqué un poco, no sabía si me escucharía- Sabe de alguna... posada, o algo así, por aquí cerca? -Pregunté-.

Le vi susurrar algo, pero no entendí.

Cogí el vaso y bebí con tranquilidad el primer sorbo.

- Vale, gracias -Sonreí, saqué dos monedas de 100 yenes y las dejé sobre la barra-.

Miré a mi alrededor. Me sorprendí al ver que un chico que no aparentaba muchos más años que yo me miraba fijamente. Me sonrojé casi instantáneamente y me di la vuelta, quizá demasiado bruscamente pues derramé un poco de la bebida.

- 'Oh, vaya...!' -Murmuré, malhumorada, cogiendo una servilleta e intentando limpiar el estropicio que había causado-.

Me terminé lo que había pedido y despidiéndome con un rápido "Adiós", me marché del lugar, camino de los hoteles.